¿Es Cuba el mejor acompañante para negociar la paz en Colombia?
Publicado el Viernes, 14 Septiembre 2012 14:18
Por Juan Reynaldo Sánchez*
Después de décadas de ayuda a movimientos guerrilleros en Centroamérica
y otros confines del mundo, Fidel Castro (o lo que va quedando de su
presencia) quiere borrar de un plumazo su participación directa en
hechos que han conducido a la muerte de miles y miles de civiles a manos
de insurgentes armados y que desde los primeros años de la revolución
fueron guíados, entrenados y abastecidos desde La Habana.
Ha tocado ahora desvirtuar la participación de Cuba en los
acontecimientos bélicos de Colombia mediante el reconocimiento de su
mediación en las negociaciones de paz emprendidas entre el gobierno de
Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC). El proceso comenzará en Noruega ern octubre y luego se traslará
a La Habana, arropado también en la compañía de Venezuela y Chile como
observadores.
Solamente como resultado de la guerra en Colombia las muertes ascienden
a más de 250 mil muertos. En esa cifra tiene una alta parcela de
responsabilidad la cooperación que desde La Habana tuvieron los lideres
guerrilleros de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Lecciones de la historia
Ahora que los Castro tratan de disfrazarse de agentes conciliadores de
la paz, merece que acudamos nuevamente a la historia.
El comprometimiento de Fidel Castro con las guerrillas latinoamericanas
tiene su origen en los primeros años de su revolución. En julio de 1966,
en dialogo con los delegados a la Primera Conferencia Tricontinental en
La Habana, cumbre de movimientos guerrilleros de Africa, Asia y América
Latina, Castro dejó bien claro la ayuda que brindaría en hombres, armas
y logística a los grupos revolucionarios en el hemisferio. Fue en ese
foro cuando planteó su idilico sueño de convertir la Cordillera de los
Andes en una Sierra Maestra y desde allí llevar la guerra a todo el sur
del continente.
Cuatro años antes, en 1962, el líder cubano lanzó al mundo la Segunda
Declaración de La Habana, documento político que expone a la opinión
pública las posiciones de Cuba ante los acontecimientos de la época. En
ella, Castro expresó que "el deber de todo revolucionario es hacer la
revolución", y volvió a ratificar el compromiso de su gobierno con todo
tipo de la lucha armada en la región.
A partir de ese momento se acondicionaron los centros de entrenamiento
en territorio cubano. Miles de guerrilleros y líderes de izquierda de
todo el mundo se forjaron en estos centros, que se abrieron en el
llamado Punto Cero de Guanabo, y el Petty 1 y 2, entre otros.
La ayuda cubana a la guerrilla colombiana muestra claras diferencias con
el respaldo brindado a otras fuerzas insurgentes en la región.
Fundamentalmente se centró en el entrenamiento de guerrilleros y a sus
líderes en territorio cubano, y comprendió el asesoramiento en la rama
político y militar de los grupos, y el internamiento en instalaciones
hospitalarias de los guerrilleros que necesitaron atención médica.
Padrino de los sandinistas
Respecto a una guerrilla como el FNLN de Nicaragua, la ayuda contó
además con asesoramiento directo de militares cubanos en los diferentes
focos o frentes guerrilleros, como fue el caso de Renán Montero,
devenido Comandante del Ejército Nicaragüense después del triunfo
sandinista de 1979.
Montero, un oficial del Ministerio del Interior (MININT), fue mano
derecha del Comandante Tomás Borge, ministro del Interior de Nicaragua,
y de Lenin Cerna, jefe de la Seguridad sandinista. Regresó a Cuba tras
la derrota electoral de los sandinistas en 1990.
También el General Patricio de la Guardia jugó un papel fundamental en
la ofensiva final del FNLN hacia Managua, especialmente en la toma del
búnker de Anastasio Somoza.
Los guerrilleros colombianos encontraron en Cuba el santuario para
entrenarse militarmente y atenderse la salud, Así fue el caso de Manuel
Pérez, uno de los lideres del ELN, quien recibió esmerados cuidados
médicos en el hospital del CIMEQ en los años 90, Pérez fue atendido por
la flor y nata de la medicina cubana y murió después a consecuencia de
complicaciones hepáticas.
La paz de Castro
De manera que a enprender las conversaciones de paz en suelo cubano, los
dirigentes guerrilleros colombianos cuentan con un espacio seguro donde
poder reunirse y dialogar, sin contratiempos ni riesgos de ninguna
índole. Contarán además con el asesoramiento directo de la parte cubana,
incluyendo las lecciones y recomendaciones que puedan emanar de Fidel
Castro y de su muy calculado libro La Paz en Colombia (2008).
Tal vez ya no esté tan alerta, pero Fidel Castro ha resultado ser un
excelente consejero tras bambalinas. Una de sus caracteristicas
fundamentales ante estos acontecimientos ha sido siempre negociar desde
posiciones fuertes, como sucedió durante los acuerdos de paz en Angola
tras el fin de la guerra civil en esa nación africana. Castro no solo
exigió la participación de Cuba en las conversaciones como parte
integral del conflicto armado, sino que reclamó de manera contundente el
retiro de la ayuda a la UNITA, principal opositor de las fuerzas del MPLA.
Para lograrlo, alertó a los angolanos sobre la estrategia de concentrar
el mejor armamento disponible en la agrupación de tropas del Norte (ATN)
en la medida en que se fueran retirando del sur; de esta forma se
lograba mantener la fortaleza de la parte militar cubano-angolana y
permanecía latente la expectativa de poder reiniciar la contienda si las
condiciones lo determinaban.
¿Quedarán fuerzas y malicia suficientes al viejo dictador para
recomendar alguna estrategia a los compañeros de viaje colombianos que
tal vez se den una vuelta por Punto Cero en los días del proceso
negociador en La Habana?
De víctimas y victimarios
El éxito de las conversaciones de paz en Colombia dependerán de varias
interrogantes esenciales.
¿Aceptarán los líderes guerrilleros de las FARC, algunos de ellos
designados por organismos internacionales como gestores de crímenes
contra la humanidad, comparecer ante la justicia? ¿Se considerará en el
punto de "los derechos de las víctimas" la posibilidad de que acusen a
sus victimarios?
¿Asumirá el gobierno cubano la responsabilidad de darle asilo en el
territorio nacional a ciertos líderes insurgentes en violación de los
acuerdos de extradición vigentes (recordar la extradición del
narcotraficante Luis Hernando Gómez Bustamante, alias "Rasguño")?
¿Encarará el presidente Santos la responsabilidad personal que
constituye darle inmunidad a los asesinos confesos de la FARC, ahora
transformados en pacíficos negociadores por obra de las circunstancias?
No creo que los principales dirigentes de las FARC permitan avanzar las
negociaciones si no cuentan de antemano con la seguridad de que no irán
en un futuro ante tribunales para responder por sus crímenes. Por ahí
comienzan, a mi juicio, los retos de este intrincado camino por sanar
los resentimientos que por más de 50 años ha creado la guerra en el
pueblo colombiano.
*Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y
1994, con grados de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión
en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en
Miami. Tiene en preparación un libro sobre su experiencia en la
seguridad personal del gobernante cubano.
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/politica/2184-es-cuba-el-mejor-mediador-para-negociar-la-paz-en-colombia
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