"Chavistas" desilusionados cambian de bando
28 de septiembre de 2012 • 02:04 • actualizado a las 03:19
LUIS ANDRES HENAO
Liliana Carias antes confiaba en que el presidente Hugo Chávez le
cambiaría la vida. Pero ya no.
Por años ha vivido en una casa humilde sin agua corriente, y tras votar
por Chávez en las tres últimas elecciones, esta madre soltera de cuatro
hijos dice que ya se cansó de esperar.
Ella estaba entre las miles de personas que gritaron su apoyo al
candidato opositor en la barriada pobre de Petare, que antes era un
baluarte seguro para Chávez. Sostenía una carta escrita a mano dirigida
a "Mi futuro presidente Henrique Capriles", expresando preocupación
porque su salario como cajera de supermercado no le alcanza y por la
posibilidad de que su casero la eche a la calle.
"Necesitamos cambio", dijo Carias a medida que pasaba la bulliciosa
caravana de Capriles. "Yo creí que con Chávez venía el cambio pero estoy
muy desilusionada. Nos prometía de todo pero nada ha cambiado. No tengo
agua, desagües ni electricidad".
Desde madres solteras a trabajadores de construcción, algunos
venezolanos que antes apoyaban a Chávez están desilusionados con el
gobernante y ahora respaldan a Capriles, y se han convertido en un
electorado clave con miras a las elecciones del 7 de octubre.
Las encuestas no especifican la cantidad de chavistas desilusionados,
pero entre ellos parece haber desde obreros hasta gente de clase media.
Las encuestas revelan además la ansiedad de los votantes por los temas
económicos, una inflación que asciende a 18% y un índice de asesinatos
que se ubica entre los peores del mundo.
A pesar del enorme gasto en programas sociales del gobierno, perduran
problemas crónicos, como la escasez de vivienda. Las paupérrimas
barriadas que rodean los centros urbanos han crecido bajo Chávez, y la
construcción de viviendas nuevas no alcanza para satisfacer a la enorme
demanda, por lo que mucha gente como Carias termina esperando años por
un apartamento.
Ahora Chávez ha aumentado el gasto público en la construcción de
viviendas y en los subsidios a los pobres. Pero algunos se quejan de que
los programas no les llegan y que ya no pueden creer en las promesas del
gobierno.
Según una encuesta difundida esta semana por la empresa Datanálisis,
Chávez mantiene una ventaja de 10 puntos sobre Capriles. Pero el 49% que
manifestó intenciones de votar a favor de Chávez es mucho menor que el
63% que votó por él en las elecciones del 2006, y Capriles recientemente
ha estado reduciendo la brecha. La encuesta además indica que el 11% no
expresó inclinación alguna.
Un estudio que realizó la firma local Consultores 21 entre el 7 y 18 de
septiembre reveló que Capriles cuenta con una intención de voto de 48,3%
mientras que Chávez tiene un apoyo de 45,7%. La encuesta, que tiene un
margen de error de 2,58%, se efectuó entre 1.500 personas a nivel nacional.
Analistas dicen que si hay gran concurrencia a las urnas de ex chavistas
desilusionados, ello podría darle la ventaja al opositor.
"Estos votos son determinantes porque sin esos votos sería imposible que
Capriles ganara. Si estuviéramos igual a hace 6 años, estaría 26 puntos
en contra, lo que haría el escenario de triunfo de la oposición
completamente inválido, no existiría ninguna posibilidad real. Pero este
no es el caso", dijo Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.
Chávez ganó la presidencia por primera vez en 1998 con promesas de
acabar con los partidos políticos corruptos y ayudar a los pobres.
Ello ayudó a Chávez, un ex soldado golpista de raíces humildes, a
dominar el escenario político en la primera década de los 2000 mientras
la economía iba en auge y los precios del petróleo se disparaban. Chávez
ha seguido gozando de gran popularidad gracias a los programas sociales
como mercados populares, clínicas administradas por médicos cubanos y
subsidios para familias pobres.
Según cifras oficiales, la cantidad de venezolanos que viven en pobreza
disminuyó más entre el 2004 y el 2007, pero luego no varió mucho,
mientras que la oposición ha tenido mejor desempeño en las elecciones
durante los últimos años. Por ejemplo, en las elecciones legislativas
del 2010, los partidos oficialistas retuvieron su mayoría de escaños,
pero el voto popular estuvo casi repartido por igual entre los sectores
chavistas y antichavistas.
Los índices de apoyo a Chávez fueron disminuyendo a medida que la
economía se estancaba, aunque se ha mantenido alrededor del 50% en el
último año. En ese tiempo, Chávez ha tenido que batallar contra un
cáncer y se ha visto retado por el primer candidato de la oposición
seleccionado en unas primarias.
"Está claro es que no es el Chávez del 2006", dijo León, "su desempeño y
evaluación no están a los mismos niveles. Si hay opción es por eso. Sin
duda hay una migración. La pregunta es: ¿es suficiente o no?"
Chávez insiste en que una victoria de la oposición es imposible y que
ganará "por nocaut", y hasta una vez se puso guantes de boxeo para
ilustrar su discurso. En una conferencia de prensa, se rio de la
posibilidad de que algún chavista se pueda pasar al otro bando.
"Para esos que dicen que hay un voto oculto o que los chavistas votarán
contra Chávez, es una cosa así como que los marcianos están en el sol",
bromeó el presidente.
Chávez también ha estado tratando de persuadir a gente de la clase
media, que usualmente apoya a la oposición. En una tarde reciente, un
pequeño grupo de chavistas se aglomeró en una esquina en una zona
acaudalada de Caracas con carteles que decían "La clase media con Chávez".
Sin embargo, críticos de Chávez dicen que el presidente le está dando
demasiada importancia a su imagen internacional en lugar de atender
necesidades básicas a nivel nacional, como la infraestructura o la
seguridad.
La propuesta electoral de Chávez, que contiene programas para un próximo
periodo presidencial de seis años, contiene ideales abstractos
"preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana", tener
"una nueva geopolítica internacional" y "continuar construyendo el
socialismo bolivariano del siglo XXI".
Capriles se ha burlado de estas frases, expresando ante seguidores:
"¡Salvar a la especie humana! ... ¿Dónde está el planteamiento para la
salud? ¿Dónde está aquí el planteamiento para la educación, para el empleo?"
La campaña de Capriles también ha publicado anuncios en los periódicos
para recordar las promesas incumplidas del gobierno.
Ese tipo de mensaje cobra resonancia en lugares como Petare, una de las
zonas marginales más grandes de Latinoamérica, donde la violencia y la
falta de servicios básicos hacen de la vida cotidiana un calvario. En el
2008, un candidato de la oposición le ganó a un allegado de Chávez en
unas elecciones para una zona de Caracas, y desde entonces ha sido una
zona disputada entre los dos bandos.
Durante el mitin de Capriles un reciente fin de semana, muchos
seguidores portaban gorras de beisbol con los colores amarillo, azul y
rojo de la bandera venezolana, al igual que lo hace el candidato. La
multitud marchó frente a un pequeño grupo de chavistas con camisas rojas
que gritaban "¡Chávez no se va!" y otras consignas. Hace unos años, los
chavistas hubieran sido muchos más.
"Yo voté por él, pero me arrepiento", dijo Rosina Dambrosio, una ama de
casa en Petare. "El iba a modernizar Venezuela y a tener mano dura con
el crimen. Y él hablaba tan lindo. Todavía habla bonito, pero ya no le
creo".
Dambrosio no se siente segura caminando por la calle de su vecindad
durante la noche.
Su vecina Zoraida Berniquez dice que también tiene miedo. Recientemente
tuvo que tirarse al suelo cuando escuchó disparos mientras caminaba por
la zona.
Al igual que muchas personas, Berniquez critica a Chávez por su manejo
de la riqueza petrolera del país, especialmente su generoso acuerdo con
muchos países, entre ellos Cuba, para darles petróleo en condiciones
preferenciales.
"Ahora se la pasa regalando nuestro petróleo", dijo Berniquez, de 65
años, y quien ahora vende productos cosméticos para suplementar su
pequeña pensión.
Otros chavistas desilusionados mencionan otras quejas: Que el presidente
ha concentrado demasiado poder, que ha gobernado de manera autoritaria,
que ha dividido al país.
"Este no es el país que quería para mis nietos. ¿Por qué tanto odio si
todos somos venezolanos?", se preguntó Osiris Rojas, una secretaria de
56 años que asistía al mitin de Capriles. "Me siento engañada".
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Los corresponsales de la AP en Caracas Ian James y Fabiola Sánchez
contribuyeron con este reportaje.
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Luis Andrés Henao en Twitter: https://twitter.com/LuisAndresHenao
http://noticias.terra.es/mundo/chavistas-desilusionados-cambian-de-bando,c2e815dde2a0a310VgnVCM3000009acceb0aRCRD.html
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