El 'colero', profesión en auge en Venezuela
AGENCIAS | Caracas | 22 Ene 2015 - 11:33 am.
'Ya estoy harta de esto. Gente corriendo por todos lados. Es horrible,
salvaje', dice una embarazada tras recibir empujones en una rebatiña.
Una nueva "profesión" está en auge en Venezuela: hacer colas, y es igual
a la que desde hace décadas da de comer a muchos cubanos.
El trabajo generalmente implica levantarse antes del amanecer, soportar
largas horas bajo el sol caribeño, esquivar o sobornar a policías, para
luego vender el codiciado puesto en la parte delantera de una enorme
fila para entrar a alguna tienda, informa Reuters.
La demanda se ha incrementado por el frenesí nacional que ha desatado la
escasez sin precedentes de bienes, las compras nerviosas y el interés
generado por los productos subsidiados por el Estado.
"Es un poco fastidioso, pero no es una mala manera de ganarse la vida",
dijo cuando apenas amanecía Luis, un hombre de 23 años que prefirió
reservar su apellido, mientras esperaba en una fila muy cerca de la
entrada de un supermercado estatal.
Luis estaba desempleado cuando empezó a trabajar como "colero" a finales
del año pasado. Cobra 600 bolívares por cada puesto que cede, un monto
equivalente a 95 dólares a la tasa de cambio oficial más baja en
Venezuela, pero apenas 3,50 dólares si se calcula al precio en el
mercado negro.
Puede hacer fila dos o tres veces al día. "Viene una señora a las 8 a.m.
a tomar este puesto. Ya me pagó", comentó sin temor a los gestos de
desaprobación de quienes lo rodeaban.
El fenómeno de las largas colas en el país petrolero empezó hace cerca
de dos años, pero se acentuó este mes después de que la temporada
navideña exacerbara los problemas de distribución y producción de bienes
básicos, dejando fallas en las existencias de productos, desde pañales,
hasta carne y champú o detergente.
Los opositores del presidente Nicolás Maduro y de su predecesor, el
fallecido Hugo Chávez, quien condujo al país entre 1999 y el 2013,
afirman que el modelo socialista es el culpable de la continua escasez y
de la recesión en la que entró la economía petrolera en 2014, incluso
antes del desplome de los precios del crudo.
Las nacionalizaciones han golpeado a la producción privada mientras que
las importaciones han caído debido al restrictivo control de cambio.
El Gobierno culpa de lamentables escenas en los supermercados y
farmacias del país a las compras nerviosas por rumores infundados de
caos, a "empresarios inescrupulosos" que acaparan e inflan los precios,
y a la supuesta exageración de los medios de prensa sobre la escasez.
"Si en Venezuela no hubiese comida, no habrían estas colas", ha sido el
raro razonamiento de Carlos Osorio, vicepresidente de soberanía alimentaria.
El funcionario, que descartó la escasez crónica, dijo que en 15 años de
socialismo se ha aumentado de 11 a 26 kilos el consumo anual de carne
por persona.
'¿Qué se supone que voy a hacer?'
Pero esa estadística no es consuelo para Alcira García, una jubilada de
60 años de edad que salió a las 4:00 de la madrugada de su casa en el
barrio humilde de Macarao, en el oeste de Caracas, para comprar comida
barata en las redes del Gobierno.
A pesar de sus esfuerzos para alimentar a su familia de cinco miembros,
no logró conseguir la carne de res que buscaba.
"Pero sí conseguí pollo, arroz, aceite y papel higiénico, así que valió
la pena", comentó, cargando sus productos, con precios hasta cuatro
veces más baratos que en la red privada.
El subsidio gubernamental a los alimentos ha marcado diferencia en la
vida de los venezolanos y es un factor clave del apoyo a Maduro entre
los más pobres. El reto del mandatario es mantener los precios bajos,
más aún cuando los ingresos petroleros se han reducido a la mitad.
Por ende, las autoridades han intensificado los decomisos de alimentos y
detenido a cientos, acusados de intentar pasar comida de contrabando a
Colombia y Brasil, donde los productos locales se revenden con grandes
ganancias.
"¿Qué más se supone que voy a hacer? Si no puedo poner comida en mi mesa
para la familia con trabajo honesto, tengo que intentar otras cosas",
dijo un inmigrante colombiano, que pidió que no se publicara su nombre
pues acaba de salir de la cárcel, un mes después de haber sido detenido
por la policía cuando llevaba productos de contrabando por la frontera
con Colombia.
La vigilancia ha sido reforzada en los comercios públicos y privados,
conjuntamente con el aumento de las restricciones para los consumidores,
que en algunas tiendas de la red estatal solo pueden comprar un día de
la semana, determinado por el último número de su cédula de identidad.
La encuestadora Datanálisis estimó que un notable 65 por ciento de los
clientes que esperaron para comprar productos de higiene y farmacia, lo
hicieron para revenderlos. También calcularon que los consumidores pasan
en las colas un promedio de ocho horas a la semana.
"Ya estoy harta de esto. Gente corriendo por todos lados", dijo la ama
de casa de 27 años Saray Linares, indignada tras recibir empujones
durante una rebatiña en el mostrador de un supermercado, a pesar de
estar embarazada. "Es horrible, salvaje".
http://www.diariodecuba.com/internacional/1421922784_12461.html
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