Wednesday, December 3, 2014

PEDRO CORZO: Venezuela y Cuba, gobiernos y oposición

PEDRO CORZO: Venezuela y Cuba, gobiernos y oposición
11/27/2014 2:00 PM 11/27/2014 7:00 PM

Cuando una fuerza política accede al poder, y lo más difícil, logra
conservarlo, es porque a pesar de las diferencias que puedan existir a
su interior, hay factores que hacen posible que las partes en potencial
disputa sean capaces de superar sus desavenencias y mantener la cohesión
para que el proyecto común siga prosperando.

Por el contrario, las facciones que forman una oposición a un gobierno,
enfrentan serios problemas con los elementos que pueden favorecer la unión.

Establecer alianzas viables en la oposición es mucho más complejo y los
choques de personalidades más catastróficos. La ausencia de un moderador
o una autoridad con capacidad de presionar a las partes en pugna, atenta
contra el cumplimiento de los compromisos acordados.

La facción política que controla el poder, aunque no sea monolítica,
tiene mayor capacidad de respuesta ante cualquier coyuntura,
independientemente de que dispone del monopolio de la fuerza del estado
que gobierna. Cuenta con más recursos para ejercer influencia sobre el
sector que prefiere mantenerse distante de los conflictos.

Las situaciones expuestas se ejemplifican con lo que acontece en Cuba y
Venezuela, tanto en sus respectivos gobiernos como en lo concerniente a
las oposiciones que cada uno de esos regímenes enfrentan.

En Cuba muchos insisten en que el gobierno está fracturado y que las
contradicciones entre las partes en pugna quebrarán la dictadura.

Otros consideran que la muerte de Fidel Castro hará posibles los cambios
que su hermano Raúl impulsa, como si en estos cincuenta y cinco años el
menor de los Castro hubiera estado de vacaciones alejado del poder.
Terceros afirman que todo acabará con la muerte de los "moncadistas",
obviando que la nomenclatura ha estructurado un andamiaje que tiene como
fin proteger los mutuos intereses.

Por su parte la oposición cubana, dentro de la isla o en el exterior,
aunque tiene el objetivo común de finiquitar con la dictadura, no cuenta
con un liderazgo capaz de interpretar eficientemente las diferencias de
las partes elaborando un proyecto común que todos puedan hacer suyo.

La situación de la oposición cubana es todavía más precaria que la
venezolana. El control de la información que existe en la isla, la falta
de recursos económicos y hasta asuntos aparentemente triviales como las
comunicaciones o el transporte, controlados por el estado, impiden la
coordinación de actividades contrarias al régimen y hasta dificultan
conocer la existencia de otras agrupaciones que estén prestas a
confrontar la dictadura.

Por otra parte la oposición es severamente afectada por las continuas
olas represivas que el régimen desencadena en su contra. Los decomisos
de bienes necesarios para la acción política son frecuentes porque las
propias leyes cubanas violentan los derechos de sus ciudadanos.

El gobierno de Venezuela parece ser menos monolítico que el cubano.
Según analistas en el gobierno bolivariano hay serias fisuras que son
todavía más pronunciadas entre los siervos de los dos caudillos
principales, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.

Los que gobiernan en La Habana y Caracas consideran que ninguna
oposición política es legítima y en consecuencia recurren a cualquier
extremo para eliminarla, desde la falsa denuncia de promover acciones
violentas hasta afirmar que la oposición está asociada a factores
extranjeros que solo buscan apoderarse de la nación.

En Venezuela la oposición cada día enfrenta más dificultades. Sus
espacios para actuar se reducen, y aunque es difícil que en el país
sudamericano se imponga un control social como el existente en Cuba, no
hay dudas que quienes detentan el poder en uno u otro país, no van a
hacer concesiones y harán todo lo posible por perpetuarse en el poder.

La realidad es que la oposición de Cuba y Venezuela afrontan, aunque en
diferentes grados, regímenes despóticos y tienen en consecuencia que
instrumentar estrategias nuevas, quizás nunca experimentadas.

Un aspecto importante es el programático. Deben procurar propuestas
comunes que sean compatibles con todos los sectores políticos, pero que
presenten una solución a los problemas de la nación.

Otro punto importante tiene que ver con las tácticas de lucha a
implementar, actividades a realizar y la relación o asociación con
sectores no políticos de la sociedad. Una fuerza política no se puede
aislar del contexto en el que opera; es fundamental mantener la sintonía
con los intereses de cada grupo sin perder de vista las demandas generales.

Otro renglón es el económico. Los déspotas al estilo cubano venezolano
procuran controlar la economía, criminalizando a los actores de ese
sector que actúan con independencia del gobierno.

Por último, sin cerrar la página está el liderazgo. Definir qué tipo de
dirección debe asumir el mando. Quién o quiénes dirigirían la lucha. Tal
vez esto sea lo más difícil.

Periodista de Radio Martí.

http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article4139472.html

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