Friday, December 5, 2014

La Venezuela de Maduro no sale del apuro

La Venezuela de Maduro no sale del apuro
La tormenta arrecia y el presidente de Venezuela deja al lado el
discurso populista de izquierda, arrimándose bajo el paraguas del
capital financiero
jueves, diciembre 4, 2014 | Víctor Ariel González

LA HABANA, Cuba. -"Hubo un malentendido", dirían personajes como Nicolás
Maduro, "pues el enemigo era la oligarquía, sí… pero la nacional". Esta
aclaración sería necesaria porque posiblemente la crisis venezolana, que
viene asolando esa nación desde hace meses, obtenga un pequeño respiro
gracias a la intervención –no divina, aunque casi– de un archiconocido
"villano": el grupo Goldman Sachs (GS), una de las bancas de inversiones
más grandes del mundo.

Según el rotativo miamense El Nuevo Herald, "acorralado por problemas de
liquidez, el régimen de Nicolás Maduro vendió al banco estadounidense de
inversiones Goldman Sachs obligaciones por más de 4.000 millones que
República Dominicana le debía por el crudo suministrado a través de
Petrocaribe, recibiendo a cambio solo el 41% del valor de la deuda,
dijeron fuentes cercanas a la operación". La cita textual fue tomada de
Cubaencuentro, que el pasado 2 de diciembre publicó un artículo bajo el
título "Venezuela vende parte de su deuda petrolera".

Es decir, que un hijo dilecto de la oligarquía primermundista, esa
"culpable de todos los males", podría estar negociando la deuda
petrolera de la República Dominicana con la República Bolivariana para
hacer lo que todo capitalista domina a la perfección: obtener ganancias.
Si los bravucones de la izquierda populista fueran consecuentes con su
discurso, reconocerían que con la venta de la deuda dominicana a GS
están entregando aquel país a las "garras" del capitalismo más salvaje.

Solo que ahora eso no sería malo a ojos de quienes se autoproclaman
paladines de la soberanía latinoamericana, porque representa
precisamente la balsa en medio de una tormenta en alta mar. De cerrarse
semejante trato, si bien éste no constituiría la salvación definitiva,
cuando menos serviría para dar esperanza o un tiempo de gracia a los
náufragos del chavismo.

Al parecer, las fuentes que confirmaron el asunto de manera extraoficial
no hablan sin base porque en el mismo artículo consultado aparece un
comentario de Diego Arria, ex embajador de Venezuela ante la ONU: "El
escenario económico venezolano luce tan difícil para Maduro que muy
probablemente tratará de salir a vender toda la factura petrolera". Otro
participante añade que "esa posibilidad de venta ya ha sido publicada
por medios de comunicación de Venezuela a razón de la crisis económica
que les afecta por el descenso en los precios mundiales del barril de
combustible, principal fuente de ingresos del Estado bolivariano". O
sea, que no se trata de un rumor solamente, y Venezuela perdería el 59%
de esos 4 mil y tantos millones con tal de tener el 41% a buen recaudo,
cortesía de los "compañeros" de Goldman Sachs.

Cortados con la misma tijera

No sería de extrañar que fuese totalmente cierta la transacción. Maduro
podrá sonar tonto, pero no lo es. Al menos no del todo. Y de ser cierto
que el fin justifica los medios, bien se pueden hacer negocios con gente
de la "calaña" de GS: por Chávez, Fidel y todos los alucinógenos
contenidos en esa breva llamada "socialismo del siglo XXI".

A su manera, el régimen cubano ha venido implementando lo que Nicolás
Maduro tiene planeado para salvar el pellejo. En esa misma cuerda, el
Palacio de la Revolución de La Habana ha puesto empeño en una cartera de
inversiones, así como en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, para
atraer capital extranjero. Después de llevar a Cuba a su más profunda y
larga crisis y erigirse en la nueva y exclusiva oligarquía, los
gobernantes de la Isla le hacen guiños a los inversionistas extranjeros
mientras los ciudadanos de a pie están en franca desventaja para
competir económicamente en el escenario que se avecina o que ya está aquí.

Se sabe que luego de expulsar a los grandes propietarios sin pagar por
los daños, e inclusive clausurar decenas de miles de pequeños negocios
familiares, en su afán de puritanismo proletario el nuevo Estado cubano
se declaró enemigo del capital y de la iniciativa privada. En función de
ello fracturó la historia, desmanteló la economía, desmembró la nación y
convirtió el país en un satélite de la URSS bajo la promesa de un futuro
comunista que, como la línea imaginaria del horizonte, jamás se alcanzó.

Todavía no se reconoce ese fracaso, y sin embargo el dogma ya pasó de
moda. Ahora los regímenes de La Habana y Caracas intentan atraer
capitalistas o apoyarse en su gestión. ¿Necesitan su dinero? No
precisamente: más bien se babean por él. Por su parte, Cuba además ruega
por la eliminación del embargo norteamericano, quizás para que gigantes
como GS vengan con su magia a resolverlo todo. En tal caso, no
importaría entonces que entre los anteriores empleados de la compañía
financiera se encuentren tres Secretarios del Tesoro de Estados Unidos
–el enemigo–, o que el enorme grupo bancario maneje la riqueza de
algunas de las personas o familias más ricas del mundo: los que
"explotan a los pobres", los que "contaminan el planeta", los que
"fomentan las guerras de rapiña"… en fin, la flor y nata del
"imperialismo yanqui".

Nuestros caudillos recurren a los métodos menos ortodoxos para soportar
los irónicos golpes del destino. A la manera de Lopi en El Camarón
Encantado, después de constatar su fracaso una y otra vez, estos
valientes ya no dudan en arrastrarse hasta donde los gurús del dólar y
recitar quejosamente: "capitalismo duro, sácame del apuro".

http://www.cubanet.org/internacionales/la-venezuela-de-maduro-no-sale-del-apuro/

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