El gobierno de Venezuela es una dictadura disfrazada de democracia
Gladys Rodríguez en Globovisión
agosto 28, 2013
Con estas simples palabras, Gladys Rodríguez describe la situación
política es su país. Rodríguez ha sido por 15 años la presentadora
principal en noticiero estelar de Globovisión, la única cadena de
televisión independiente que se ha atrevido a criticar a los gobiernos
de Hugo Chávez y el de su sucesor Nicolás Maduro.
Esta semana Rodríguez se encuentra en el sur de la Florida de vacaciones
con su familia. Su futuro es incierto. Ella todavía tiene un programa de
radio en Venezuela y quiere regresar a presentar su renuncia en persona.
También explora la posibilidades de venir y trabajar en Estados Unidos.
Rodríguez y otros siete periodistas renunciaron a sus cargos en
Globovisión el miércoles de la semana pasada cuando el nuevo dueño de la
emisora les dejó saber que la nueva gerencia no les podía garantizar que
la estación continuaría con una política editorial independiente que
permitiera críticas al gobierno.
En una carta dirigida a Raúl Gorrín, el nuevo dueño mayoritario de la
estación Rodríguez le dijo que le preocupaba la nueva política de la
estación que le impide a los periodistas hacer informaciones críticas al
gobierno de Maduro.
Lo que vive Rodríguez es una nueva muestra de cómo poco a poco el
gobierno venezolano va silenciando a sus críticos. Globovisión fue desde
su comienzo una emisora totalmente independiente hasta que su dueño
original Guillermo Zuloaga vendiera la misma a un grupo con vínculos
fuertes con el gobierno. La venta se concretó en marzo y el traspaso de
la propiedad tuvo lugar en abril.
Cuando vendió la estación, Zuloaga explicó que el gobierno lo había
obligado a vender forzándolo a pagar multas administrativas millonarias
por poner al aire cualquier información que le molestase a los que están
en el poder. Además señaló que tenía indicios que la concesión de
Globovisión lo le iba a ser renovada en el 2014.
Zuloaga dijo al vender que esperaba que por lo menos la venta
garantizaría los puestos de los 500 empleados de la planta. Eso no fue así.
En su cartea a Gorrín, Rodríguez dijo que "el cambio de imagen o meter
nuevos programas no sirve de nada si no hay una línea editorial clara,
recta, justa e independiente. Y eso sólo se logra haciendo buen
periodismo. "Yo adoro Globovisión y nunca quise irme pero las decisiones
que han tomado últimamente como hasta prohibirle la entrada al canal a
mis compañeros, fueron decisiones equivocadas, errores garrafales que me
obligan a retirarme con todo el dolor de mi corazón Globovisión," dice
la carta de Rodríguez.
La presentadora dice que ella no es una perseguida política y que sólo
aspira a ser una periodista independiente. Ella regresara a Venezuela el
2 de septiembre para renunciar en persona y continuar con sus labores en
la radio y como imagen de varios anunciantes de las mayores empresas del
país.
Rodríguez y su familia están preparados. Ellos tienen una casa en Weston
y durante sus vacaciones ha estado tanteando el mercado en el sur de la
Florida para ver si puede conseguir trabajo aquí.
Ella ve que Venezuela todavía no es una sociedad cerrada y marxista como
lo es en Cuba. Pero se da cuenta que esa es la dirección en que va el
gobierno. Venezuela no está haciendo el cambio en forma brusca como lo
hiciera Fidel Castro en Cuba en 1959, pero lo hace forzando a personas y
entidades a vender sus propiedades e irse del país.
Loa periodistas que renunciaron el miércoles de la semana pasada dijeron
que no podían seguir trabajando para la emisora después de una reunión
que tuvieron con Gustavo Pérdomo, un accionista minoritario encargado
del manejo de Globovisión, en la cual le dijeron que los nuevos dueños
no van a permitir una línea editorial independiente.
Uno de los primeros en renunciar fue Leopoldo Castillo, un veterano
periodista que presentaba un programa de entrevistas duras a personales
tanto dentro como fuera del gobierno. Su "Alo Ciudadano" es un juego de
palabras para contrastar el contenido de su programa con el que hacía
con mucha frecuencia el fenecido presidente Hugo Chávez, quien llamaba
su programa Alo Presidente.
Cuando Chávez hablaba, todas las estaciones de radio y televisión del
país tenían que hacer cadena para transmitir los discursos del primer
mandatario. Lo mismo tienen que hacer ahora cuando habla Maduro.
La salida de la emisora de sus personalidades más reconocidas e
importantes de la televisión son un indicio claro que el gobierno no
está dispuesto a tolerar críticas de los medios; que poco a poco
aprietan las tuercas para cada dían controlar más lo que sale al aire.
En Cuba Castro confiscó todos los medios con un plumazo. Venezuela lo
hace con más cautela. El fin es el mismo. La forma es diferente.
http://www.martinoticias.com/content/globovision-gladys-rodriguez-democracia-venezuela/26895.html
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