"Chip cubano" prolifera en América Latina
Empresas de la isla realizan las cédulas de identidad de Venezuela,
Argentina y Bolivia
Sábado 03 de agosto de 2013
Adriana Rivera / El Nacional | El Universal
04:20
CARACAS.— Un contrato con Venezuela fue el trampolín que utilizó Cuba
para comenzar a vender servicios de identificación a gobiernos
latinoamericanos afines con el proyecto político del fallecido
presidente Hugo Chávez.
El acuerdo comercial de 172 millones de dólares, suscrito en 2007 para
la provisión de la cédula electrónica venezolana, le abrió las puertas a
empresas estatales de la isla para participar como intermediarios y
proveedores en el mercado de documentos de identidad con chips, el cual
está dominado por un selecto grupo de países en cuya cima se encuentran
Alemania, Países Bajos, Francia, Finlandia, China y Estados Unidos.
La negociación entre Caracas y La Habana —que se hizo sin discusión
pública— no sólo puso en manos extranjeras los datos de los venezolanos.
También constituyó la oportunidad ideal para Cuba de ampliar sus
horizontes estratégicos. El acuerdo —cuyos detalles fueron revelados por
El Nacional el de 17 de julio de 2011— fue firmado por el Ministerio del
Interior, Justicia y Paz con la compañía cubana Albet Ingeniería y
Sistemas, la cual a su vez subcontrató a la multinacional holandesa
Gemalto para desarrollar el proyecto de la cédula electrónica venezolana.
El documento incorporó la figura de la "autoría moral" para garantizar a
los antillanos la propiedad de los programas que fueron desarrollados
entonces y que ahora forman parte del portafolio comercial que los
cubanos ofrecen en el continente.
Por medio de decretos presidenciales, Argentina y Bolivia también
pusieron en manos de Cuba el diseño y manejo de nuevos sistemas de
identificación electrónica. Funcionarios de la isla ahora están
involucrados con servicios gubernamentales que contienen datos sensibles
de más de 80 millones de ciudadanos en Latinoamérica.
"Hemos desarrollado una tecnología que nos ha permitido afrontar con
éxito la seguridad de un país asediado", dijo Rolando Gómez, embajador
de Cuba en Bolivia, cuando fueron presentados en La Paz los sistemas de
emisión de pasaportes con chips en 2012. En ese acto dijo que así
lograron controlar la subversión. "Ha sido neutralizada a partir de
nuestros propios sistemas de seguridad, mediante el control de entrada y
salidas al territorio para ejercer plena soberanía".
En 2005, Cuba comenzó a crear una red de compañías públicas de
exportación de productos informáticos. Unas dependen del Ministerio de
Informática y Comunicaciones, que primero estuvo bajo la égida del
general Ramiro Valdés —considerado el artífice de los sistemas de
inteligencia política cubanos— y ahora del general Medardo Díaz. Otras
compañías están adscritas al Ministerio de Interior, al cual le reporta
la Dirección General de Inteligencia, conocida como G2, servicio
considerado por expertos como uno de los cinco mejor entrenados del mundo.
Pero hay quienes dudan de que los antillanos se limiten a ofrecer a los
gobiernos herramientas para la preservación del orden y la seguridad
ciudadana. "Estas compañías forman parte de una estrategia cubana para
extender sus redes de inteligencia en la región. Son en realidad una
fachada del G2 que les permite tener control de los sistemas de emisión
de documentos de identidad con lo cual pueden otorgárselos a
cualquiera", señala Anthony Daquin, ex asesor del Ministerio del
Interior, Justicia y Paz de Venezuela y quien tuvo participación en los
procesos de selección de los proveedores para la cédula y pasaporte
electrónicos.
El ingeniero ahora se encuentra en Estados Unidos en busca de asilo
después de que —asegura— fue víctima de una persecución policial en
Caracas por sus críticas al tutelaje cubano.
Las empresas estatales cubanas tienen distintas denominaciones. En
Caracas funciona Albet Ingeniería y Sistemas, que vende los programas
producidos en la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana. Fue
esa la compañía encargada del proyecto de cedulación venezolano. Otra
firma, sin embargo, constituye el rostro más internacional: es Datys.
Produce software para fines múltiples, desde identificación de huellas
digitales y rostros hasta escuchas telefónicas y monitoreo de redes
sociales, entre otros. Esta empresa contribuyó con el diseño del sistema
de seguridad basado en el reconocimiento de trazas dactilares que se
comenzó a emplear en Argentina desde 2012.
En Bolivia, Datys puso en marcha la elaboración de los pasaportes
electrónicos junto con otra empresa isleña, Impresos de Seguridad.
La irrupción de Cuba en el mercado de identificación llegó en un momento
crucial: la Organización de Estados Americanos estableció 2015 como el
plazo para que países de la región modernicen sus registros civiles y
sistemas de emisión de documentos, como medida para masificar el derecho
a la identidad. Además, la Organización para la Aviación Civil
Internacional endureció sus normas de seguridad y estableció que a
partir de 2010 los Estados debían emitir únicamente pasaportes
electrónicos con datos biométricos (como el rostro o la huella).
Gran Hermano
Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, celebró la
cooperación cubana en el desarrollo del Sistema Federal de
Identificación Biométrica para la Seguridad (Sibios), un proyecto que
pretende recabar los datos filiatorios, rasgos físicos distintivos y
huellas digitales de los 40 millones de argentinos y que, explicó la
mandataria, "va a permitir, en tiempo real, conocer y saber quién es la
persona que está ante un personal de seguridad o en cualquier otro
lado", dijo en noviembre de 2011.
Fernández creó Sibios como apoyo para la investigación de delitos y en
funciones preventivas de seguridad. Los datos biométricos de la
población serán incorporados en un chip en el pasaporte y podrán ser
utilizados y cruzados por la Policía Federal, la Gendarmería Nacional,
la Prefectura Naval, la Policía de Seguridad Aeroportuaria, el Registro
Nacional de las Personas y la Dirección Nacional de Migraciones. Ha
habido detractores destacados del sistema. "Argentina tiene el régimen
de vigilancia más agresivo de todos los Estados latinoamericanos de
tamaño mediano", alertó Julian Assange, fundador de WikiLeaks, en julio.
Escala boliviana
Los técnicos cubanos de la isla recalaron en Bolivia en 2009, año en el
que ese país estrenó un censo electoral con datos biométricos, que
incluía las huellas y señas físicas de los ciudadanos. El 8 de abril de
ese año, el presidente Evo Morales emitió el Decreto Supremo 068, que
autorizó la contratación directa —por un monto de 1.47 millones de
dólares— de las empresas cubanas Datys y Acited-Impresos de Seguridad
para proveer los equipos y programas informáticos que expiden los
pasaportes de lectura mecánica y para suministrar al Estado 350 mil
libretas para el documento corriente, el oficial y el diplomático.
En 2010 y 2011, otros decretos de Morales pusieron en manos de Datys la
instalación de equipos para la captura de registros biométricos y la
base de datos en 9 sedes departamentales y en 16 oficinas consulares
bolivianas en países como España, Argentina, Chile, Brasil, Estados
Unidos, Italia, Francia, Inglaterra y Japón.
En octubre de 2012, el Ministerio de Gobierno de Bolivia firmó un nuevo
contrato con Datys —esta vez por casi 700 mil dólares— para la provisión
de software, licencias y hardware especializado para el Sistema
Migratorio Nacional. Los sistemas también tienen la misión de ayudar a
detectar quiénes provienen de "países de riesgo", así como comprobar los
impedimentos para entrada y salida de nacionales y extranjeros por
"listas negras de instituciones bolivianas u organismos internacionales".
Ni el Ministerio ni la Dirección General de Migración de Bolivia
respondieron las solicitudes de entrevistas para aclarar hasta qué punto
tienen acceso los cubanos a las bases de datos nacionales. Más allá del
silencio, los chips cubanos alcanzan nuevas latitudes en el continente.
http://www.eluniversal.com.mx/el-mundo/2013/-34chip-cubano-34-prolifera-en-america-latina-940042.html
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