Wednesday, July 5, 2017

Incoherencia intelectual

Incoherencia intelectual
ARMANDO CHAGUACEDA | Ciudad de México | 5 de Julio de 2017 - 14:42 CEST.

Según el diccionario de la RAE, la palabra coherencia tiene varios
significados. Los dos primeros aluden a la
"conexión, relación o unión de unas cosas con otras", así como a una
"actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan". Los
posicionamientos políticos de un segmento de la intelectualidad cubana,
en la actual crisis venezolana, están a años luz de ambos sentidos.
Resultan, por estricta definición, incoherentes.

Cuando aparecieron en los albores del siglo XXI la Revolución y
Constitución bolivariana, algunos las aplaudimos desde Cuba, como una
doble esperanza. Por un lado, la de superar un neoliberalismo que amarró
la democracia representativa latinoamericana con políticas
privatizadoras y ciudadanías de baja intensidad. Pero también —y eso era
especialmente valioso dada nuestra insularidad autoritaria— como
demostración de que un progresismo democrático, pluralista y
redistributivo era posible en el continente. Justo el proyecto que no
cabía —ni cabe— en las coordenadas, opuestas y a la vez coincidentes, de
la dirigencia cubana y el exilio radical.

Por defender esas posturas el sistema nos tuvo siempre ojeriza. Algunos
conseguimos, entre la vigilancia y la censura, ejercer un rato la
docencia, hacer activismo y publicar textos en pro de un socialismo
participativo y democrático. Descubrimos a los constitucionalistas
bolivarianos y a los nuevos movimientos sociales. En mi caso, sin mayor
épica, marché denunciando al golpe antichavista de 2002 y escribí un
panfleto contra la reforma chavista de 2007. Ambos sucesos
antidemocráticos, ambas acciones desde La Habana, ambas por cuenta
propia. Y de ninguna me arrepiento.

Por eso no entiendo a esos compañeros de viejos tiempos que, conociendo
al dedillo la historia y teoría política latinoamericanas, avalan hoy
simultáneamente el reformismo en Cuba y la involución autoritaria en
Venezuela. Defienden la expansión de derechos ante el Estado insular y
justifican su restricción en el país sudamericano. Critican a los
censores de La Habana pero le hacen coro a los torturadores de Caracas.
Se llaman socialistas y republicanos pero apoyan a dictadores
cuartelarios. Invocan un rato a Rousseau y aplauden luego a Carl
Schmitt. ¿En serio creen que semejante actitud es, conceptual y
éticamente, coherente?

Podrán alegar que el contexto autoritario les obliga a obrar así. Que es
su único modo de "seguir a la izquierda". No es cierto. Hay cubanos que
—desde posturas inequívocamente progresistas— ayudan allí a comunidades
en riesgo e impulsan causas como el periodismo ciudadano, la diversidad
sexual y el ambientalismo. Otros, modestos pero coherentes, producen
obras valiosas sin suscribir manifiestos que avalan la represión y
sabotean las salidas pacíficas y democráticas a la crisis venezolana. No
son héroes, pero sí gente decente.

La ausencia de información, la inmadurez política o el miedo no
justifican tamaña incoherencia. En Venezuela se juegan hoy el respeto a
la soberanía popular como principio fundante de la democracia, la
protección del derecho civil a disentir, la posibilidad de una izquierda
que defienda todos los derechos humanos para todos. Se juega la vida y
el futuro de mucha gente, que está siendo ahora mismo masacrada,
apresada, hambreada, expulsada. Ojalá recapaciten y alcen su voz. O al
menos, por vergüenza, permanezcan callados.

Este artículo apareció en el diario mexicano La Razón. Se reproduce con
autorización del autor.

Source: Incoherencia intelectual | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1499258521_32331.html

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