Publicado el miércoles, 05.21.14
Informe advierte de que se acaba el tiempo para revertir crisis en
Venezuela
EFE
Bogotá -- Las partes enfrentadas en Venezuela tienen todavía la
oportunidad de revertir la crisis, pero no hay tiempo que perder, pues
hallar una solución es una tarea cada vez "más urgente y compleja" y va
a requerir el concurso de la comunidad internacional, advirtió el
miércoles International Crisis Group (ICG).
Venezuela "necesita urgentemente aceptar su pasado reciente, alcanzar un
consenso sobre cómo afrontar el futuro y reafirmar su compromiso con la
paz y la democracia. Ni en el Gobierno ni la oposición podrán resolver
esta crisis solos", afirma la organización no gubernamental en un
informe sobre el país caribeño publicadoel miércoles.
En este amplio estudio, que repasa y analiza los orígenes, los
detonantes y los protagonistas de la crisis y se hacen propuestas para
conjurarla, ICG apunta que la situación está en un "punto de quiebre" y
si se rompe definitivamente, tendrá consecuencias "graves" para la
región, especialmente para Colombia y Cuba.
Según ICG, "ninguno de los actores implicados tiene en la actualidad el
pleno control de la situación" en las calles, donde las protestas
antigubernamentales se han venido sucediendo desde el 12 de febrero y ha
habido hechos de violencia que ha causado más de 40 muertos y "numerosas
violaciones de los derechos humanos".
Como primera propuesta y "con el fin de impedir una deterioro
socio-económico aun mayor", las partes deben abocarse a un diálogo
"creíble" basado en la Constitución de 1999 y centrado en la
"recuperación del imperio de la ley y la separación de poderes".
Si fallan en esta tarea y la violencia se propaga aún más, habrá "graves
consecuencias para la estabilidad política de Venezuela a corto plazo",
lo que tendrá efectos negativos en los países vecinos y supondrá un
"desafío considerable" para las instituciones hemisféricas", dice la
organización especializada en prevenir y resolver crisis, que tiene su
sede regional en Bogotá.
Para ICG, a la comunidad internacional y a la ONU les interesa que la
crisis venezolana se solucione de manera efectiva y deben por ello
contribuir al diálogo y ayudar a alcanzar acuerdos susceptibles de
"curar las profundas heridas de la sociedad" venezolana.
"Sean cuales sean sus simpatías ideológicas (las de los otros países),
sería un grave error pensar que la crisis en Venezuela puede manejarse
sin un apoyo externo y un cambio profundo interno".
En el informe, la organización menciona a Cuba y a Colombia como países
con influencia en Venezuela que pueden hacer algo más por desactivar una
situación que puede llegar a ser explosiva.
La crisis, según ICG, es el fruto de "dos interpretaciones
irreconciliables de la reciente historia venezolana" y la violencia
actual está "profundamente arraigada" en la desconfianza que sienten
mutuamente los seguidores y los opositores de Hugo Chávez, presidente
venezolano desde 1999 hasta su muerte en 2013.
Los primeros, según este análisis, piensan que los segundos quieren
volver a la situación anterior a 1999 apoyados por EE.UU., y los
opositores creen que el chavismo quiere instalar a toda costa un régimen
totalitario en Venezuela.
Por ahora, el diálogo entablado por el Gobierno y la opositora Mesa de
la Unidad Democrática (MUD) en abril, dos meses después de que
comenzaran las protestas estudiantiles a las que se sumó una parte de la
oposición, no ha podido acabar con la violencia.
ICG considera que para que ese "frágil" diálogo apoyado por la Unión de
Naciones Suramericanas (Unasur) y el Vaticano pueda tener éxito es
necesario que abarque "los factores claves" de la crisis y que "siente
las bases para un consenso político".
Los puntos en los que se necesita un consenso a corto plazo son el
rechazo a la violencia y el freno de las actividades de los grupos "más
proclives a desatarla".
Al Gobierno le correspondería cesar las restricciones legales al derecho
a la protesta pacífica, evitar "el uso excesivo de la fuerza", liberar a
los manifestantes detenidos y desarmar y desarticular a grupos de
civiles armados partidarios del chavismo.
A la oposición le tocaría acabar con los llamados a que el presidente
Nicolás Maduro renuncie y comprometerse con el principio de que
cualquier "cambio de régimen" debe ser constitucional, además de
garantizar que los manifestantes no porten armas.
Para el medio plazo, ICG considera esencial llegar a un acuerdo para
"restablecer la autonomía de importantes instituciones del Estado,
especialmente la Corte Suprema, la Fiscalía General y el Consejo
Nacional Electoral, y dotarlas de profesionales respetados y
verdaderamente independientes".
También debería garantizarse la "exclusión de medidas de represalia
durante y después de las conversaciones, incluyendo la consideración de
una amnistía" para presos por motivos políticos.
Regresar a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y permitir que los supervisores de derechos humanos de la OEA y
la ONU lleven a cabo investigaciones "in situ" también ayudarían a
rebajar la tensión.
A la comunidad internacional le cabe también, según ICG, ayudar a bajar
la escalada de la violencia, brindar garantías de que los acuerdos serán
respetados y no se tomarán represalias, y colaborar en el diseño de una
estructura y una metodología para el diálogo Gobierno-oposición.
EFE
http://www.elnuevoherald.com/2014/05/21/1753155/informe-advierte-de-que-se-acaba.html
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