Libertad para Venezuela y Cuba
ANÍBAL ROMERO
25 DE OCTUBRE 2016 - 12:01 AM
Para ubicar en perspectiva geopolítica la actual situación venezolana es
indispensable comprender el objetivo prioritario de Washington en la
zona del Caribe. Dicho objetivo no es otro que impedir una repetición, a
mayor escala aún, de los eventos de 1980 en el puerto cubano de Mariel.
Washington aspira a toda costa evitar que un proceso incontrolable de
desestabilización interna conduzca otra vez a centenares de miles,
quizás millones de cubanos, a arrojarse al mar del modo que sea para
intentar la travesía hasta Florida, creando así una tragedia humanitaria
y política de inmensas proporciones.
No se trata de que Barack Obama y el resto del gobierno en Washington no
deseen la democratización de Cuba. No. De lo que se trata es que no la
quieren a cualquier precio, y en particular no la quieren si ello
significa, como ya mencioné, un rumbo de cambios espontáneos que
provoque la desestabilización sin controles del régimen castrista, y en
consecuencia la probable emigración masiva de cubanos hacia las costas
de Florida, con todo lo que ello implica para Estados Unidos en términos
de seguridad nacional.
A Washington no se le escapa el papel del régimen chavista como soporte
del despotismo castrista. De nuevo: no es que Barack Obama y el resto
del gobierno rechacen el cambio democrático en Venezuela, pero tal
objetivo, aunque en teoría deseable, es visto con cautela por dos
razones principales. En primer lugar debido, repito, a que Venezuela
cumple una función muy relevante en el sostenimiento de la tiranía
castrista, en tanto avanza el acercamiento con Washington y se abren
novedosas opciones a más largo plazo de cambio controlado en Cuba. En
segundo lugar, porque Washington teme que el fin del régimen chavista
ocurra de tal forma que arrastre a Venezuela a un panorama de caos y
anarquía inmanejables, abriendo las puertas a la masiva intervención
militar como única garantía de orden en el país. Washington detesta la
idea de que los militares adquieran un rol protagónico en una nueva
etapa post chavista. Por desgracia, esta decisión estadounidense, en
teoría razonable, choca con la realidad de que la prolongación de la
agonía del régimen chavista, para conducirle a los trámites
constitucionales previstos el 2018, significa la destrucción final de lo
poco que resta de nuestra economía, sociedad, e instituciones.
Dicho sin eufemismos: la oposición democrática venezolana no debe
ajustar sus tiempos a los de Washington. Y no nos engañemos: detrás de
los llamados al "diálogo" y respaldando a los mediadores que intentan
concretarlo, se encuentran los intereses de Washington, La Habana,
Madrid y el Vaticano. Todos estos actores, por diversas razones, han
pretendido negociar una salida a la crisis que garantice, de un lado, la
permanencia del chavismo en un marco de poder compartido, confiando que
se evite la ruptura militar y de alguna forma Venezuela se mantenga
estable. De otro lado todos estos actores aspiran que nuestro país siga,
al menos en alguna medida, suministrando a Cuba el apoyo requerido para
apuntalar al régimen castrista durante un lapso prudencial.
Insisto: No se trata de que Obama, el Papa y Rajoy repudien la
democratización de Venezuela y Cuba. Lo que temen es la inestabilidad.
Ahora bien: los intereses de la liberación de Venezuela y de Cuba no son
los mismos que los de Washington, Madrid y el Vaticano. La oposición
democrática en Venezuela debería tener claro que no es deseable en modo
alguno una salida negociada que permita al chavismo mantener posiciones
de poder, pues tal cosa significaría viciar el proceso de cambio de toda
sustancia legítima y convertirle en una pantomima vergonzosa y carente
de viabilidad. En segundo lugar, una Venezuela liberada del despotismo
chavista no debe continuar sirviendo de muleta a la tiranía castrista.
La ayuda económica debe cesar de inmediato y todos los mecanismos de
control y dominación implantados por el castrismo en Venezuela, en
términos de personal de seguridad, militares, asesores, etc., deben ser
expulsados del país de manera civilizada pero sin excepciones.
En vista de la creciente descomposición de la tiranía chavista, resulta
imperativo que la dirigencia democrática entienda a cabalidad el marco
geopolítico dentro del cual actúa, los intereses en juego y las
maquinaciones en marcha, destinadas o bien a obstaculizar o bien a
desvirtuar el que tiene que ser el objetivo fundamental de la lucha:
ponerle fin definitiva e irreversiblemente al régimen de oprobio que
tiraniza a Venezuela. Venezuela primero, Cuba libre también.
www.anibalromero.net
Source: Libertad para Venezuela y Cuba -
http://www.el-nacional.com/anibal_romero/Libertad-Venezuela-Cuba_0_945505604.html
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