Monday, August 1, 2016

Nicaragua y Venezuela: un ataque a la oposición

Nicaragua y Venezuela: un ataque a la oposición
CARLOS MALAMUD, Madrid | Agosto 01, 2016

En las últimas jornadas se han conocido en Nicaragua y Venezuela sendos
ataques contra la oposición política con el único objetivo de garantizar
la continuidad de los gobernantes. Todo esto se ha producido aún a costa
de tensar hasta lo inimaginable la estabilidad institucional y el futuro
democrático de los dos países.En Nicaragua, la justicia electoral ha
decidido despojar a los parlamentarios de la oposición de los escaños
que estaban en su poder. En Venezuela, el PSUV (Partido Socialista Unido
de Venezuela) ha pedido ilegalizar a la MUD (Mesa de la Unidad
Democrática) por un supuesto fraude cometido en el proceso de recogida
de firmas para la convocatoria del referéndum revocatorio.

Pese a las grandes diferencias existentes entre estos dos procesos
políticos hay algunos puntos en común entre los presidentes Daniel
Ortega y Nicolás Maduro, comenzando por su frontal desprecio a los
derechos de las minorías (o incluso de las mayorías cuando no son las
que los sostienen) y su predisposición a vulnerar la legalidad, aunque
sea la propia.

En ambos casos, el Poder Judicial en sus distintas instancias y
manifestaciones está claramente subordinado al Ejecutivo. No se trata de
que uno, dos o más jueces sean afines al Gobierno y redacten sentencias
en su defensa. Nos enfrentamos a la entera corporación judicial sometida
a la voluntad presidencial y actuando sistemáticamente en esa dirección.
Con este respaldo, ¿cómo no se van a vulnerar las leyes de forma
sistemática y con total impunidad?

En Nicaragua, los diputados opositores fueron electos en 2011, pero el
Consejo Supremo Electoral (CSE) recién ahora decide separarlos de sus
cargos. Se supone que la justicia electoral debe velar por el buen
desarrollo de las elecciones, evitando el fraude, el ventajismo del
Gobierno, la mala financiación de las campañas y otras cuestiones
semejantes. Ahora bien, el funcionamiento interno de los partidos
políticos, la adhesión o no de sus militantes, cargos electos o
parlamentarios a las autoridades partidarias no debería formar parte de
su labor.

Esto es al menos lo que se puede leer en la web del CSE, en el apartado
en que se detalla minuciosamente su "misión": "Organizar, dirigir y
supervisar las elecciones, plebiscitos y referendos de acuerdo a la
Constitución Política de la República de Nicaragua, la Ley Electoral y
Resoluciones dictadas por el Pleno del Consejo Supremo Electoral,
garantizando transparente y eficientemente el ejercicio del derecho al
voto de manera justa y competitiva".

En Venezuela, Jorge Rodríguez, destacado militante del PSUV y hermano de
la ministra de Exteriores, impulsó la solicitud de "la cancelación de la
inscripción del partido político MUD por estar incurso en el más
gigantesco fraude electoral que haya conocido la historia". Basó su
pedido en ciertas irregularidades cometidas durante el proceso de
recolección de firmas, como la inclusión de fallecidos, inhabilitados
políticos y menores de edad.

Se da la circunstancia de que la oposición logró validar ante el Consejo
Nacional Electoral (CNE) casi 410.000 firmas de las 1.300.000
recolectadas a finales de abril. Esta cantidad supone el doble de lo
exigido para comenzar el proceso que ponga en marcha el revocatorio,
pese a las innumerables trabas impuestas por un CNE subordinado al
Gobierno. Así, por ejemplo, se le dio un plazo de sólo cinco días, con
ocho horas diarias de atención, para validar el 1% de las firmas de cada
uno de los 24 estados, y con escasos medios técnicos a su disposición.
Por supuesto con un acceso mucho más difícil en los territorios con
dominio opositor.

Lo absurdo del caso es que si la oposición fue capaz de recolectar más
de 1,3 millones de firmas y validar más de 400.000 en un tiempo récord
tenga que recurrir al fraude para alcanzar sus metas. El objetivo de la
jugada es claro, ilegalizar a la MUD y, de paso, impedir la celebración
del revocatorio. Y todo esto mientras hay una negociación en curso entre
el Gobierno y la oposición, teóricamente avalada por Maduro, para
reconducir la terrible crisis política y económica que sacude al país.

En 1979 la Revolución Sandinista permitió la destitución de Anastacio
Somoza. De este modo concluía un régimen cleptocrático y nepotista,
estructurado en torno a los negocios familiares del clan Somoza. Hoy la
abismal distancia que entonces separaba a Daniel Ortega y Anastacio
Somoza parece haber desaparecido. Ortega se asemeja cada vez más a una
mala caricatura de Somoza. La corrupción ha vuelto a Nicaragua y los
negocios de la familia presidencial son cada vez más evidentes. La
primera dama Rosario Murillo es a su vez portavoz del Gobierno, con el
título de Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, que le
permite una alta exposición pública, política y mediática.

A la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe
(CELAC), de 2015 en Costa Rica, Ortega asistió junto a Rosario Murillo
(canciller en funciones), Luciana y Camila Ortega Murillo (asesoras
presidenciales), y el primogénito Rafael Ortega Murillo (asesor con
rango de ministro). Otro hermano, Laureano Ortega Murillo es asesor
presidencial para inversiones y controla la mayor parte de los negocios
con Rusia y China, incluyendo los tratos con Wang Jing para la
construcción de un canal bioceánico.

La deriva autoritaria de los gobiernos de Nicaragua y Venezuela es
creciente y preocupante. En Venezuela el desprestigio del Gobierno es
casi total, algo que todavía no ocurre en Nicaragua. Ni Ortega ni Maduro
tienen el menor empacho en vulnerar la legalidad y la Constitución para
mantener sus privilegios y perpetuarse en el poder. Pese a ello, o quizá
por ello, el futuro político y penal de ambos es sumamente complicado.

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Nota de la Redacción: este análisis ha sido publicado previamente en la
web Infolatam. Lo reproducimos con la autorización del autor.

Source: Nicaragua y Venezuela: un ataque a la oposición -
http://www.14ymedio.com/opinion/Nicaragua-Venezuela-ataque-oposicion_0_2045795401.html

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