Guardianes del autoritarismo
JORGE OLIVERA CASTILLO | La Habana | 8 Mar 2016 - 8:22 am.
Oponerse al discurso populista y antinorteamericano que el fenecido
presidente venezolano, Hugo Chávez, quiso convertir en hegemónico, es
cada vez más riesgoso.
El botellazo que recientemente impactó en la cabeza del diputado
opositor Carlos Paparoni define cuáles son los derroteros del poder
chavista y sus partidarios.
Aunque al momento de redactar este artículo no se sabía el nombre del
responsable de la agresión, ocurrida en las inmediaciones de la Asamblea
Nacional, la víctima culpó a los grupos progubernamentales que llevan a
cabo regularmente acciones, en las cercanías del Legislativo, que
incluyen música y alocuciones altisonantes de apoyo a la minoritaria
representación del oficialismo.
Los hechos reflejan la incapacidad de los autoritarismos de izquierda
para asimilar los códigos democráticos.
¿Sucederá lo mismo en las zonas aledañas al futuro parlamento cubano?
A juzgar por el largo divorcio con las estructuras de una democracia, es
muy posible que los escenarios a padecer tengan mucho en común con la
violencia dentro de las instituciones y fuera de ellas.
Bajo la sombra del modelo socialista, el odio a la discrepancia política
ha echado raíces difíciles de extirpar.
El uso de la fuerza, tanto verbal como física, contra el que piensa
diferente al dogma establecido por la familia Castro y sus amigotes es
una decisión protegida institucionalmente.
Lo mismo da una soberana golpiza que un cabillazo en el cráneo, el
asunto es escarmentar a la luz pública para que otros sepan las
consecuencias de salirse del redil.
En Cuba, sobra el personal que se encarga de darle su merecido a los que
se atreven a cuestionar en las calles las tardías y selectivas reformas
autorizadas por el general-presidente, la existencia de presos
políticos, la falta de libertad de expresión, los bajos salarios y el
imparable alza del costo de la vida.
Unos se ofrecen solos para ganar favores y otros se limitan a cumplir
con la tarea de ponerles coto a los enemigos de la revolución.
Como en Venezuela, los agresores quedan en el anonimato.
Según ha expresado el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos
Allup, tanto la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), como la Policía
Nacional Bolivariana (PNB), nada hacen para evitar los ataques.
Es decir que los legisladores de la oposición están a merced de nuevas
embestidas de las agrupaciones que se apostan en las proximidades de la
sede del poder legislativo a despechar sus arengas y practicar el tiro
al blanco en sus cuerpos.
Los opositores cubanos son duchos en esos asuntos. Las brigadas de
respuesta rápida, formadas en su mayoría por militares jubilados,
militantes del partido y la juventud comunista, y deportistas de alto
rendimiento, golpean a diestra y siniestra a los clasificados por la
policía política para recibir la paliza. Por supuesto que han roto
cabezas, pero con objetos más contundentes y a boca de jarro.
Source: Guardianes del autoritarismo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1457389226_20760.html
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