Friday, October 31, 2014

Venezuela: la traición al principio de self reliance

Venezuela: la traición al principio de self reliance
[30-10-2014 16:04:14]
Beatriz Cisneros
Analista venezolana

(www.miscelaneasdecuba.net).- Desde que Hugo Chávez asumió el poder en
1999, en el discurso político que colmó de grandes esperanzas a gran
parte del pueblo venezolano estuvo siempre presente la referencia al
desarrollo endógeno como generador de la verdadera soberanía de
Venezuela, ruta para la conversión del país en una nueva potencia en lo
social, en lo económico y en lo político, como lo define el Plan de la
Patria[i]. Sin embargo, la comunicación del líder de la revolución
bolivariana en la venta de sus ideas, siempre fue mejor que la realidad
que alcanzó con ellas.
Cuando Venezuela se aproxima a asumir la presidencia del Movimiento de
Países No Alineados, debemos recordar que en la Cumbre realizada en 1970
por dicho Movimiento, los países miembros emitieron una Declaración en
la cual se adoptó el principio del self reliance (Autosuficiencia). La
Declaración de Lusaka invitaba a adoptar políticas firmes para que cada
país asumiese su progreso socioeconómico "de acuerdo con sus propias
necesidades y problemas, y sobre la base de sus aspiraciones y
experiencias nacionales". Era entonces cuando los países en desarrollo
comenzaban a tomar conciencia de su capacidad para planificar, organizar
y gerenciar su desarrollo.

Durante esa década muchos fueron los debates sobre la sustitución de
importaciones y sobre la sub utilización de los recursos propios debido
a la adquisición de recursos y técnicas extranjeras o sobre la clara
relación que existía entre el estado de dependencia de los países
industrializados y el estado de subdesarrollo de los entonces llamados
países del Tercer Mundo. Se buscaba confrontar al imperialismo,
identificado claramente como el imperialismo estadounidense.

Una nueva percepción del desarrollo, fundamentada en la autoconfianza,
se asumió como necesaria contemplando tres elementos clave: la
reorientación de los esfuerzos hacia la satisfacción de las necesidades
sociales esenciales; la movilización de las capacidades y de los
recursos con el fin de alcanzar un desarrollo endógeno apoyado en las
capacidades de autosuficiencia; y la transformación de las estructuras
de base del sistema.

Según algunos teóricos[ii], el desarrollo endógeno implica
necesariamente el desarrollo de la iniciativa local, contempla la
posibilidad de innovar en función de las condiciones locales y la
capacidad de catalizar la tecnología extranjera. Estas condiciones
suponen tener confianza y respeto por los valores propios, tener
confianza en los conocimientos y en la habilidad creativa necesaria para
movilizar los recursos locales, con el fin de asegurar su participación
en un esfuerzo de producción nacional. Solo así puede sustituirse la
obtención de bienes por vía de intercambios en condiciones de
desigualdad, propio de una relación tradicional de dependencia que,
lejos de fortalecer la soberanía, incrementa la vulnerabilidad nacional.

La adopción del principio de self reliance en la década de los 70',
constituyó en efecto un instrumento de transformación de las estructuras
de base, dado que su práctica implicaba -implica- un verdadero ejercicio
de soberanía nacional sobre los recursos y sobre la producción. Su
práctica exigió mecanismos para desarrollar la capacidad científica, ya
que el "desarrollo de los hábitos y de las habilidades del pensamiento
científico son condición subjetiva inmediata de la autonomía"[iii]. De
esta manera, algunos de los llamados Países No Alineados en época de la
Guerra Fría propulsaron un cambio en las relaciones existentes con los
países industrializados, conllevando ello a la generación de un conjunto
de propuestas tácticas por medio de las cuales comenzaron a modificar
sus formas tradicionales de dependencia.

Así lo hizo Venezuela, cuando con mayor énfasis a partir de la referida
década, impulsó la investigación industrial como actividad organizada
con la creación de centros de investigación independientes vinculados al
sector público; la creación de unidades de investigación y desarrollo en
algunas empresas de capital privado; elevadísimas inversiones en el
desarrollo profesional de talento nacional -particularmente de tercero y
cuarto nivel- mediante el Programa de Becas de Fundayacucho y del
Programa de Promoción al Investigador (PPI) del Consejo Venezolano de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT). Así lo hizo el
Estado venezolano cuando nacionalizó la industria petrolera e inició el
auge de una empresa que -con talento venezolano- llegó a estar entre las
cinco primeras del mundo; así lo hizo también al catapultar la industria
siderúrgica nacional.

Sin embargo, contrario al discurso y al objetivo estratégico de
convertir a Venezuela en una potencia, la plataforma construida para el
desarrollo endógeno y la autosuficiencia -self reliance- fue totalmente
destruida durante el régimen chavista y hoy, en tiempos del "madurismo",
la Nación venezolana parece asistir a su entierro definitivo.

Las modificaciones logradas en las relaciones de dependencia de los
Estados Unidos, fueron desconocidas por quienes se quedaron adormecidos
en los sueños revolucionarios de la década de los 60, sin haber visto
-mucho menos analizado- la evolución iniciada en los 70', cuyos errores
debían haber sido confrontados y corregidos, sin dejar de optimizar el
valor que ya había sido creado.

La ausencia de valoración de los conocimientos acumulados y puestos en
práctica para el proceso de cambio concerniente al desarrollo nacional,
acompañado de un inexplicable empeño por desconocer y denigrar de la
meritocracia, profundizado por la diáspora del talento venezolano,
acabaron con la capacidad necesaria para consolidar la autoconfianza, la
autosuficiencia y el desarrollo endógeno del país.

Hoy, Venezuela padece de una clara incapacidad para formular las
políticas y las estrategias de desarrollo en todos los sectores de la
vida nacional; carece de capacidad para definir y poner en práctica los
procesos requeridos para alcanzar el progreso socioeconómico propuesto
en Lusaka hace más de 40 años. El desprecio por los conocimientos y las
fuerzas productivas propias -industriales, científicas y académicas- a
los que el régimen ha tendido enormes cercos para su desarrollo y
aprovechamiento con un fin creativo, se ven reflejadas en la triste y
consolidada dependencia que hoy ata al país a un nuevo poder del cual se
ha hecho cada vez más dependiente: el del imperialismo chino.

Entretanto la Política Exterior de los países vecinos ha sabido
incorporar estrategias de geopolítica económica, para ganar el terreno
que ha dejado la destrucción de la plataforma construida para la self
reliance promovida en Lusaka. Cuando algunos aúpan al régimen
castro-chavista-madurista, otros -cuando menos- voltean la cara a fin de
ignorar la realidad sociopolítica de la Nación venezolana.

La pérdida de competitividad del país contrasta con los avances que el
Foro Económico Mundial revela de países como Brasil, Colombia y Ecuador.[iv]

Brasil, se ha hecho dueño en Venezuela de maravillosos contratos de
ingeniería que bien hubiesen podido ser ejecutados por empresas
venezolanas; Colombia ha desarrollado su industria petrolera con Capital
Humano venezolano, además de haberse convertido en el principal país
receptor de las inversiones multinacionales que huyen del país; Ecuador
montó un imán de atracción de nuestro "arsenal científico" a través del
Proyecto Prometeo, iniciativa que busca fortalecer la investigación
científica y la innovación promoviendo que especialistas extranjeros
establezcan su residencia en ese país[v].

Sin duda, la sumatoria del paradigma socialista del menor esfuerzo
-representado en una diversidad de Misiones que sustituyen las políticas
de generación de empleo por la caridad paternalista del Estado- con la
violencia estructural institucionalizada por el régimen, ha actuado como
fuerza centrífuga que aleja el Capital Intelectual de la plataforma de
autosuficiencia de Venezuela; con ello se ha brindado mayor ventaja
competitiva a los países vecinos.

Beatriz Cisneros A.

[i] Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la
Nación 2013-2019

[ii] Johan Galtung, Oteiza E. y Rahman, A.

[iii] ROTHKO CHAPELL COLLOQUIUM, Toward a new strategy for Development,
Pergamon Press, New York 1979

[iv] Venezuela ocupa el puesto 134 sobre 148 países evaluados en el
Indice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial.

[v] Los científicos y académicos venezolanos son los más despreciados en
el continente remunerativamente hablando.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5452536e3a682e0d2c142397#.VFN_Z_nF9HE

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