Raúl Rivero: Días de la vida
Varias generaciones de cubanos recordarán a Fidel Castro hablando horas
frente a las cámaras de los dos únicos canales nacionales de televisión
encadenados con todas las emisoras de radio del país. Hoy sufren a
Maduro, los venezolanos
viernes, octubre 17, 2014 | Raúl Rivero
APARTE de la represión, los calabozos, las palizas, la escasez
congénita, la eliminación de las libertades individuales y el posible
destierro, el totalitarismo ofrece con prodigalidad a la ciudadanía una
tortura diaria mediante la difusión de sus teorías políticas. Es una
palabrería previsible y aburrida que trata de edulcorar la realidad que
se vive, atemoriza y describe el sistema como una fuerza invencible y
eterna. Los protagonistas de ese suplicio son los caudillos y los medios
de comunicación.
Varias generaciones de cubanos tienen en su memoria el tiempo de sus
vidas que pasaron bajo los discursos que pronunció Fidel Castro entre
1959 y 2006, el año en que pasó al retiro. Lo recordarán frente a las
cámaras de los dos únicos canales nacionales de televisión encadenados
con todas las emisoras de radio del país. Y con la advertencia, en los
horarios nocturnos estelares, de que las telenovelas como los partidos
cruciales de béisbol tendrían que esperar porque él tenía cosas
importantes que decir.
Les quedaba todavía verlo y escucharlo en los noticieros y reencontrarse
con aquellos mamotretos en los panfletos que se publican allá en forma
de periódicos.
Lo tendrán en la memoria los que vivían y eran adultos en febrero de
1998 cuando habló durante siete horas y cuarto sin parar ante los
diputados de la Asamblea Nacional.
Esa pasión por la palabra y la predilección por las cadenas, con
variantes porque en Venezuela quedan algunos medios privados, la asumió
Hugo Chávez, que en sus primeros diez meses de gobierno pronunció
discursos por 78 horas y siete minutos. Nicolás Maduro lo superó. En sus
siete meses iniciales se mantuvo frente a los micrófonos 90 horas y 27
minutos, según un estudio realizado en Caracas.
El presidente venezolano sigue encadenado. Entre enero y septiembre de
este año ha estado en el aire 133 horas y 11 minutos, como si hubiera
hecho un discurso de cinco días con sus noches.
Los espectadores cubanos se han quedado sin la presencia física de Fidel
Castro que en la isla se reconocía como el patrón de los canales
televisivos. Tienen aún su mensaje devastador y triunfalista repartido
en todos los medios porque pertenecen al Partido Comunista.
No importa que nadie les crea. Ellos imponen sus cuentos de camino para
que se sepa que están ahí.
http://www.cubanet.org/blogs/dias-de-la-vida/
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