El 11 de septiembre de Nicolás Maduro
FERNANDO MIRES | Oldenburg | 12 Sep 2015 - 11:30 am.
La brutal condena a Leopoldo López ha dado a la oposición, y por ende a
la MUD, la mística electoral que aún faltaba.
Día aciago. El 11 de septiembre de 1973 un general asesino mandó
bombardear la Casa de la Moneda de Chile donde falleció el presidente
Salvador Allende. El 11 de septiembre de 2001 los ángeles de la muerte
enviados por Bin Laden perpetraron desde el aire uno de los atentados
terroristas más pavorosos de la historia moderna.
El 11 de septiembre de 2015, Venezuela amaneció aterrada: sin mediar
prueba alguna, en uno de los juicios más viciados de los cuales se tenga
noticia, un poder judicial manejado desde el partido de Gobierno por el
más ineficaz presidente que conoce la historia venezolana, dictaminó una
condena de más de 13 años en contra de uno de los más destacados líderes
de la oposición: Leopoldo López.
Juicio y condena a Leopoldo pasarán a figurar junto con los casos de
Dreyfus en Francia (1894-1906), el de los anarquistas Sacco y Vanzetti
en EEUU (1920) y el de Nelson Mandela en Sudáfrica (1962), como una de
las manchas mas sucias caídas sobre el poder judicial en un país occidental.
El repudio internacional no se hizo esperar. No hay comisión de derechos
humanos —partiendo desde Amnistía Internacional—, organismo judicial de
las Naciones Unidas, intelectuales y políticos de todas las tendencias
—incluyendo hasta el super- izquierdista español Pablo Iglesias— que no
haya mostrado reprobación ante la infamia judicial cometida en Caracas.
Maduro no solo ha liquidado al movimiento de masas montado por su
predecesor. Ha echado además por la borda el enorme capital de apoyo
internacional que le legó el talentoso finado.
Maduro ha terminado mostrándose al mundo como lo que es: un dictador de
mala clase.
Las palabras de Felipe González no pudieron ser más terminantes: Con el
oprobioso juicio y condena a Leopoldo, Maduro se ha convertido en un
dictador "de facto". La verdad es que desde hace tiempo ya lo era.
Habría que agregar, para ser más precisos, que Maduro, después de la
condena ordenada por él en contra de Leopoldo, ha revelado al mundo que
él es un dictador "de jure".
Pero no se trata, la de Maduro, de cualquiera dictadura. A diferencias
de la norcoreana y de la cubana, Maduro representa, como la de Al-Asad
en Siria, la de Ortega en Nicaragua, la de Putin en Rusia y algunas más
de nuestro tiempo, una dictadura electoral. Ese fue el lastre que heredó
Maduro de Chávez. La diferencia es que —usando términos homéricos—
mientras para Chávez las elecciones eran su "caballo de Troya", para
Maduro han llegado a ser su "talón de Aquiles".
Chávez se comportó muchas veces como un dictador. Pero la suya, si era
dictadura, estaba legitimada por las altas votaciones que obtenía cada
vez que era echada a andar la máquina electoral del PSUV.
Probablemente, como todo dictador o gobernante autoritario, Chávez
incurrió en fraudes, si no en la contabilidad, por lo menos en los
lugares de votación. Pero para que los fraudes resulten —y eso lo sabía
Chávez— se requiere un país dividido en dos mitades, es decir, cuando
las diferencias de dos bandos es de solo algunos miles de votos. Pero
cuando las diferencias son de millones y millones de votos, punto en el
que coinciden todas las encuestas venezolanas y extranjeras, ningún
fraude puede ser posible. Así se explica entonces por qué el 6-D tiene
vueltos locos a Cabello y a Maduro.
¿Qué hacer ? ¿Suprimir las elecciones parlamentarias? ¿Así no más? ¿O
inventar una guerra con el país vecino cerrando fronteras y deportando
colombianos esperando que Santos pise la trampa patriotera? El plan no
resultó. ¿Qué otra alternativa les queda? ¿Provocar una movilización
multitudinaria a favor de López, con mucha bala, heridos, muertos, y así
decretar el estado de sitio y suspender las elecciones en nombre de la
paz nacional? Si así lo pensaron, el tiro les está saliendo por la culata.
La enorme cantidad de votos que ha perdido y seguirá perdiendo Maduro no
eran todos a favor de la MUD. Como toda agrupación de partidos
discordantes, la MUD debe dedicar muchos esfuerzos a la negociación y al
diálogo para encontrar consensos adecuados, actividades que no
despiertan sentimientos heroicos ni actitudes épicas, sobre todo entre
los electores jóvenes. Pues bien: la brutal condena a Leopoldo López ha
dado a la oposición, y por ende a la MUD, la mística electoral que aún
faltaba. El descontento social ya existente será convertido, además, en
un movimiento por la justicia, por la libertad, y no por último, por la
dignidad ciudadana.
En Venezuela ha despertado una mística opositora y hasta el 6-D por lo
menos esa mística será electoral. No hay otra alternativa.
A quienes defienden una "tercera vía" debemos recordar que Leopoldo
López jamás se ha pronunciado en contra de las elecciones. No las
consideró como vitales en un momento cuando aparecían distantes en el
tiempo y por eso llamó a movilizaciones que desde un punto de vista
estratégico han sido por muchos —y con razón— vistas como equivocadas.
Pero, errores más o menos, Leopoldo es el dirigente de un partido de la
MUD. Voluntad Popular (VP), su partido, lleva candidatos y muchos de
ellos serán elegidos con alta votación. Más aún: Leopoldo llegó a
comprometer su propia vida exigiendo al régimen la fijación de una fecha
electoral. Como Mandela, López ha cometido errores infantiles. Como
Mandela, podrá rectificarlos. En cierto modo ya lo ha hecho.
De acuerdo a lo dicho, cualquier llamado a entorpecer el camino
electoral ya trazado por la mayoría de la ciudadanía venezolana usando
el nombre de Leopoldo López no solo significará colaborar con los
siniestros planes de Cabello y Maduro. Significará, además, traicionar a
Leopoldo López cuyos ideales políticos coinciden en este momento con los
de la MUD de la cual él es un militante activo.
Si la oposición venezolana da muestras de madurez y civilidad y logra
impedir así la estrategia anti-electoral de Cabello-Maduro, bloqueando
incluso la posibilidad de un golpe de Estado, a la cual el desalmado
binomio de Gobierno intentará casi con seguridad jugar, el 11-S de 2015
podrá ser recordado como el día en el cual Nicolás Maduro comenzó a
festejar su automagnicidio político.
Source: El 11 de septiembre de Nicolás Maduro | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/internacional/1442006978_16869.html
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