Wednesday, February 8, 2017

Los marxistas más serios de este mundo

Los marxistas más serios de este mundo
Critican el capitalismo, pero gozan de todas sus ventajas
Miércoles, febrero 8, 2017 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba.- Para saber por qué colapsó el comunismo soviético, los
marxistas más serios de este mundo han hecho lo indecible.

Fidel Castro ofreció un montón de kilométricos discursos que todavía
ocasionan oleadas migratorias de cubanos hacia el Norte; la dirección
política principal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en
coordinación con los comunistas cubanos, distribuyeron por todo el país
miles de ejemplares del libro El derrumbe del socialismo: Causas y
consecuencias y la Editorial de Ciencias Sociales de La Habana ha
publicado los libros de los marxistas Hans Modrow, Roger Keeran y Thomas
Kenny, que se adquieren en las ferias del libro.

Cada uno de estos ancianos trasnochados se ha roto la cabeza para
explicar por qué el imperio soviético se desguabinó, y aún no llegan a
conclusiones concretas.

Después de transcurridos treinta años, tampoco Alan Woods, importante
dirigente británico de la corriente marxista internacional, se da por
vencido. Su libro Stalin: 50 años después de la muerte del tirano, ha
sido publicado por la Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels,
con sede en España.

Dan ganas de salir corriendo mientras leemos los horrores que cuenta
Woods sobre Stalin, precisamente el hombre de quien no se puede hablar
mal en presencia del gobernante cubano Raúl Castro, como tampoco puede
hacerlo su prensa nacional.

Según Woods, Stalin fue "un mal teórico, un pésimo escritor y un peor
orador, que hirió de muerte al comunismo antes de que este
desapareciera", porque a Stalin "sólo le interesaba lograr el poder y
controlarlo".

En 1953 muere Stalin. Aunque las purgas mueren con él, más de sus 700
víctimas fueron rehabilitadas judicialmente y se conocieron todos sus
crímenes, sobre todo cuando puso en práctica la colectivización, donde
murieron de hambre diez millones de personas.

El culto que se creó con el estalinismo, continúa narrando Woods, "una
aberración histórica temporal", adquirió su expresión más grotesca
cuando lo creyeron omnipotente, el padrecito de todos, el gran hombre,
el Maestro, el todopoderoso georgiano, el invencible, se multiplicaron
en miles sus fotos en oficinas y lugares públicos y no lo querían dar
por muerto.

Nos señala además que "Stalin nunca tuvo una verdadera ideología,
convicción, ideas o principios, porque sólo le interesaba tiranizar,
asustar y culpar a los demás, traicionando no sólo a Lenin, sino a sus
propios camaradas, que mandó a fusilar por decenas. Odiaba a los
intelectuales y como estaban prohibidos los partidos, así como la
oposición, era necesario censurar el arte, tener a la cultura sometida a
la vigilancia del Estado, porque a través de ella podían salir a la
superficie las ideas oposicionistas".

También señala Woods, como algo fundamental, que "con la muerte de
Stalin, el círculo dominante tuvo que hacer algunas reformas" que, en
definitiva, no dieron resultado. "Ya se había establecido un gran abismo
entre los trabajadores y los parásitos burocráticos, cuyos ingresos y
privilegios aumentaban, disfrutando de las mejores casas, autos con
chofer, sirvientes, medallas, vituallas especiales…"

Ni siquiera la actividad económica privada e ilegal que floreció con
Jrushchov, salvó a la URSS, sobre todo por las formas de pago laboral.
De ahí la broma histórica soviética: "Ellos pretenden pagar y nosotros
pretendemos trabajar".

Aunque dicen lo mismo los trabajadores cubanos, venezolanos y otros,
Alan Woods no cree que el comunismo haya muerto, "porque según sus
colegas, no murió por causas naturales, sino que fue un suicidio".

Lo más curioso de toda esta fauna que presume de poseer una formación
marxista seria y residen en el capitalismo, es el criterio de que las
nuevas generaciones son las encargadas de hacer avanzar a la clase
obrera, limpiando la bandera de Octubre, ensuciada y ensangrentada por
Stalin; y al referirse al capitalismo, lo creen decadente y senil.

En pocas palabras, quieren que surjan más hombres como Stalin, Fidel
Castro, Hugo Chávez y toda una fauna de presidentes latinoamericanos que
necesiten de toda una vida para lograr sus empeños, que no son más
grandes que el afán de mantener el poder.

Ellos, Keeran, Modrow, Kenny y Woods, son los que alientan a esas pocas
ancianitas rusas que, en fechas políticas, todavía llevan sobre sus
pechos la foto de Stalin, mientras desfilan compungidas por la Plaza
Roja de Moscú y el millonario Putin, desde lo alto, les sonríe con pena.

Source: Los marxistas más serios de este mundo | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/los-marxistas-mas-serios-de-este-mundo/

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