Monday, November 14, 2016

Venezuela, al este de Colombia y al sur de Cuba

Venezuela, al este de Colombia y al sur de Cuba
MIGUEL HENRIQUE OTERO
14 DE NOVIEMBRE 2016 - 12:05 AM

Un minuto después de haber sido confirmada la victoria de Donald Trump
se ha desatado un vendaval. Varias especies concurren al debate: los que
anuncian un inminente desastre y han comenzado a protestar; los que
proclaman un mayor crecimiento de la economía norteamericana; los
escépticos que dicen que "no pasará nada", quizás sugiriendo que se
mantendrá el actual estado de cosas; los que dicen que el cambio ya
ocurrió, y que el solo triunfo de Trump ya constituye un cambio muy
importante en la conformación del poder de Estados Unidos.

Algunas atinadas opiniones han recordado que Estados Unidos es un país
de instituciones. En sus operaciones más concretas y cotidianas, la
administración pública norteamericana, que se desempeña con altos
estándares, garantiza la continuidad de las políticas públicas. Por
supuesto: se producen variaciones. Demócratas y republicanos responden a
tradiciones de pensamiento distinto. Pero el cambio de uno a otro no
equivale a nada parecido a lo ocurrido en Venezuela con el primer
triunfo electoral del teniente coronel Hugo Chávez. No está planteado
patear la institucionalidad vigente con una asamblea constituyente, ni
secuestrar los poderes públicos de modo que todos se conviertan en
brazos ejecutores de los intereses de una oligarquía política, ni
destruir el aparato productivo nacional para generar epidemias de hambre
y enfermedad, ni dar comienzo a un programa de sistemático saqueo del
erario público a gran escala, ni tampoco realizar un programa de
politización y corrupción de las fuerzas armadas con el propósito
confeso de hacerse de su lealtad y complicidad.

El paso de Obama a Trump tiene para los venezolanos un enorme interés,
en particular lo referido a un posible cambio en la política exterior.
La administración Obama definió una estrategia hacia América Latina, en
la cual destacan dos objetivos prioritarios: lograr la apertura de Cuba
y la paz en Colombia. Ambos, se quiera o no, se reconozca o no, están
profundamente vinculados a Venezuela. En el caso de Cuba, como sabemos,
nuestro país tiene más de quince años subsidiando la economía de los
hermanos Castro, en un opaco intercambio, lleno de cifras engañosas,
contraprestaciones fallidas y corrupción rampante. Nadie sabe en
realidad cuántos barriles de petróleo le han sido entregados a Cuba a
cambio de nada. En el caso de Colombia, no se trata de petróleo sino de
territorio: la alianza geopolítica y criminal de Chávez con las FARC y
el ELN convirtió varios municipios de Apure, Barinas, Táchira y Zulia en
aliviaderos de la narco-guerrilla y de las unidades guerrilleras
especializadas en secuestros. Varios enormes pedazos de la región
occidental venezolana son territorios de impunidad para la delincuencia
organizada narco-comunista.

No es un juego de palabras: el diálogo-gana-tiempo de Rodríguez
Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos, fomentado por Obama,
Thomas Shannon, John Kerry, un club de monseñores argentinos así como
por silenciosos actores de la Comunidad Europea tiene como su principal
objetivo ganar tiempo para Cuba y Colombia. Venezuela no es más que una
ficha necesaria al este de Colombia y al sur de Cuba. Un comodín.

Resulta casi milagroso que el secretario general de la OEA, Luis
Almagro; figuras clave del Partido Republicano, como el senador Marcos
Rubio y la senadora Ileana Ros-Lehtinen; el presidente de Perú, Pedro
Pablo Kuczynski; activos expresidentes de varios países de Europa y
América Latina hayan mantenido una firme posición de solidaridad con el
pueblo sufriente y defiendan que Venezuela no puede seguir esperando,
que cada día de espera es de hambre y enfermedad. Es decir, de muerte.

Source: Venezuela, al este de Colombia y al sur de Cuba -
http://www.el-nacional.com/miguel_henrique_otero/Venezuela-Colombia-sur-Cuba_0_956304406.html

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