Wednesday, August 10, 2011

¿Cuánto nos cuesta comer?

¿Cuánto nos cuesta comer?
Alicia Estaba/Correo del Caroní
Miércoles, 10 de agosto de 2011

No sólo es un esfuerzo económico mantener una dieta moderadamente
balanceada, sino que además, adquirir los alimentos es una odisea
extenuante y deprimente, porque obliga a los consumidores comunes, a ir
de sitio en sitio y de cola en cola, para lograr un precio más o menos
accesible

El tema de la inflación es titular permanente en el país, los
economistas hablan, exponen y describen el comportamiento de los índices
inflacionarios, mientras los funcionarios gubernamentales tratan,
también de manera permanente, de minimizar los impactos anunciados, pero
para la mayoría de los consumidores esas cifras son incomprensibles, sin
embargo lo que sí conocen es el impacto económico que significa para el
presupuesto familiar hacer mercado; comer nos está costando más de lo
que realmente el venezolano común puede pagar, la cestaticket ahora la
llaman la cesta triste.

No sólo es un esfuerzo económico mantener una dieta moderadamente
balanceada, sino que a demás, adquirir los alimentos es una odisea
extenuante y deprimente, porque obliga a los consumidores comunes, a ir
de sitio en sitio y de cola en cola, para lograr un precio más o menos
accesible y también porque donde hay pan, no hay leche, donde hay leche,
no hay mantequilla y así vamos, ruleteando la ciudad para poder
conseguir lo que queremos comer, que cada semana es menos, porque los
precios nunca son los mismos y los productos tampoco, una vez son de
Ecuador, otra de Nicaragua, después de Argentina o Brasil y terminamos
teniendo un plato típico nacional, con carne mechada, caraotas y arroz
importados, sólo los plátanos, por ahora, son nacionales.

En Guayana siempre fue todo más caro, la excusa, esta era una zona de
alto poder adquisitivo; en algunas empresas como FMO se compensaba con
el Comisariato, que hoy es poco menos que un Mercal, sin embargo se
conseguía de todo, productos nacionales e importados estaban a la
disposición en los anaqueles de los supermercados y distribuidoras de
alimentos como Koma o Friosa, hoy destruidas por los maulas gerentes
gubernamentales, ahora sólo queda lo que se consiga y a precios a veces
inalcanzables para la gran mayoría.
De los mercales inaugurados, recuerdo el que estaba ubicado en el
malecón de San Félix, sólo quedan algunos y con muy pocos productos para
ofrecer, donde a veces, sólo a veces, (las colas así lo evidencian),
llegan pollo, leche o aceite, como si los guayaneses comiéramos de vez
en cuando. En algunas empresas se realizan esporádicamente ventas de
productos a través de Pdval, mercancía, que cabe decir, venden con una
fecha de caducidad casi inmediata o sea que existe un alto riesgo de que
se pudra antes de llegar a consumirlos.

Las ferias, establecidas por productores cooperativistas han sido una
alternativa y aunque los precios son algo más económicos, tampoco hay
garantía de una buena alimentación, porque esas ferias no ofrecen pollo,
pescado, ni carne a precios accesibles, de tal manera que el guayanés
cada día se alimenta peor y más caro.

Cómo se explica por ejemplo: ¿que no haya aceite Diana, producido por el
gobierno, en la empresa expropiada, en los anaqueles de los
supermercados, a precio regulado de 5 Bs., pero sí lo haya en manos de
algunos vendedores informales a 25 Bs.?, igual que sucede con otros
productos desaparecidos del mercado. Ahí es cuando afirmo que los
expertos en índices inflacionarios, no pueden ser entendidos por el
ciudadano común, porque habría que involucrar en esas cifras, las
situaciones insólitas, como la del aceite Diana, por mencionar solo una.

A los comerciantes formales les inspeccionan de manera constante, les
pechan con multas, algunos con cierre, otras empresas fueron clausuradas
cuando con sus productos beneficiaban a la población, como los sitios de
llenado de agua potable, sin embargo a los informales, que cada día son
más, les permiten vender al precio que sea, donde sea y ante las
carencias, la gente acude a ellos en busca del producto deseado.

El pescado, aparece sólo en las mesas de quien pueda pagar los altos
precios, hasta las sardinas son hoy en día mucho más caras, sólo
algunos, muy pocos, tienen como pagar los productos de su preferencia al
precio del mercado revolucionario. Por ejemplo: la cestaticket, no es
cesta triste, si su monto es de 10 mil Bs., pero esa no es la que llega
a los hogares de los trabajadores, ni de los empleados de las empresas
básicas o privadas de Guayana, aquí sólo nos queda, seguir ruleteando la
ciudad en busca de precios y productos que un día hay y otros no.

Detallitos… Así como hubo fiesta y celebración porque la Gobernación
tendrá la responsabilidad de mantener y gerenciar los parques Llovizna y
Cachamay, podría dedicársele al pediátrico Menca de Leoni más atención y
apoyo para garantizar salud a los niños y seguridad a los médicos,
enfermeras y demás personal, que por encima de las vicisitudes entregan
lo mejor de sí por los neonatos e infantes enfermos de Guayana y zonas
circunvecinas… El pasillo que comunica el pediátrico con el hospital de
Guaiparo lo llaman el túnel de la muerte, este espacio es paso
obligatorio para llevar o buscar resultados de laboratorio por ejemplo y
esta semana, una de las doctoras de guardia fue atracada en el sitio, en
pleno día. El estacionamiento del centro infantil está a oscuras y a
quien deba llegar o salir de ahí en horas nocturnas corre el riesgo de
ser atacado… Los animales del parque Loefling del Cachamay, están en
estado de abandono, ya no se le puede llamar zoológico, sino reclusorio
de animales hambrientos… Hace dos meses desapareció Samaria Bello, una
mujer guayanesa cuyo paradero se desconoce, familiares, amigos y
allegados siguen a la espera de que las autoridades asuman con la
seriedad que el caso amerita las investigaciones que determinen dónde
está Samaria… Extraña desaparición de 30 vehículos, de la flota asignada
por el gobierno, a través de Pdvsa, a los Consejos Comunales, se reporta
en el estado Bolívar; la entrega que se haría en el Paseo Los Próceres
de Ciudad Bolívar, quedó a la espera de la llegada de los vehículos,
cuyo destino nadie ha podido explicar, se perdieron en el trayecto de
Valencia-Ciudad Bolívar.

estabame@gmail.com

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/7951937.asp

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