Thursday, June 6, 2013

¿Hacia dónde va Venezuela?

¿Hacia dónde va Venezuela?
Martes, Junio 4, 2013 | Por Miguel Saludes

MIAMI, Florida, junio, www.cubanet.org -Recientemente saltó desde
Venezuela una noticia difundida por medios opositores de ese país sobre
una supuesta conversación grabada entre uno de los más frenéticos
seguidores del chavismo y un agente de la inteligencia militar de Cuba.
La prolongada conversación telefónica entre Mario Silva, director de La
Hojilla y un agente cubano nombrado Aramis Palacios, resultó un
detonante aprovechado por la fuerza opositora. El destape de la
grabación evidenciaba el grado de penetración logrado por el gobierno
cubano en los asuntos venezolanos y el ambiente de corrupción entre la
nomenclatura chavista. El escándalo mediático apuntaba principalmente a
la figura de Diosdado Cabello, figura sobre la que se teje un ambiente
enrarecido acerca de un presumible distanciamiento, rozando el borde de
infidencia, respecto al grupo liderado por el presidente Maduro.

Desde un análisis personal me resulta extraño el hecho de que una
conversación de contenido tan delicado y abundante en detalles
comprometedores haya quedado a merced de una vía tan indiscreta como
puede resultar la comunicación telefónica. Los agentes de la seguridad
cubana no son neófitos en la materia, sobre todo si en realidad se
tratara del mismo oficial que hizo carrera persiguiendo periodistas
independientes cubanos en una bicicleta y de manera meteórica logró
acumular méritos para ocupar un puesto clave en la contra inteligencia
cubana. Y no es que los "compañeros" de la Seguridad sean infalibles.
Pero ese exceso de confianza del agente Aramis en un medio del que ellos
saben cuidarse y aprovechan de manera tan eficiente parece raro, sobre
todo por la cantidad de datos dejados al descubierto en la verborrea
torrencial del venezolano Silva, cuya presunta conversación resulta casi
un monólogo apenas interrumpido por escuetas frases y monosílabos de su
interlocutor cubano: -Puede ser la vaina para…; -Sí, sí, sí… -Nooo…;
-Quizás no sea que…; -Era un boom; o simplemente Sí. Incluso, sus
frases más largas carecen de sentido: – Desconociéndose la fuente salía
de él… ¿Qué le puede quedar a usted por exponer? o – La foto te la
mandó Tarek…

La transcripción circulada por diferentes medios tiene más en común con
un típico interrogatorio de la Seguridad de Estado a uno de sus
detenidos en un centro del organismo represivo cubano. Lo que se cocina
con esta receta es lo que queda por descubrir.
Otro detalle significativo del panorama venezolano por estos días se
encuentra en la falta de muchos productos. Resalta la del papel
sanitario, la harina de maíz y los insumos principales (vinos y obleas)
para las misas católicas. Posibles indicios de alguna forma de
racionamiento, no al extremo del que se mantuvo en Cuba durante todos
estos años, pero si con la suficiente capacidad de control que ese
sistema es capaz de generar. Un control que ha mostrado su efectividad
en la estrategia de los poderes autoritarios, que ajenos a la
efectividad económica buscan resultados mas afines a sus propósitos de
gobernar de forma totalitaria. El racionamiento, justificación para
asegurar una aparente repartición igualitaria, resulta en un mecanismo
por el que el estado se adueña de la voluntad ciudadana haciendo a sus
miembros dependientes de los caprichos estatales.

Que en Venezuela haya llegado el momento en que el abastecimiento del
papel sanitario sea un problema no debe ser interpretado como un augurio
de la explosión del sistema chavista. En Cuba hace años la gente dejó de
ver en ese un problema acuciante y lo remedió con numerosos sustitutos
como papel periódico y hojas de libretas en los momentos más neurálgicos
de la crisis. Al final se hizo algo usual ver en los baños caseros y
comerciales el aditamento de un gancho colmado de hojas recortadas de
diversos impresos.

Ahora en Venezuela se repite el dilema. Pero no solo en una de sus
partes sino en casi todo su conjunto. Las escaseces sirven una vez más
como un arma para acusar a la oposición y a los intereses oscuros
foráneos de las carencias y tropiezos económicos. Un complot donde los
enemigos internos y agentes internacionales se confabulan para hacer
fracasar el proyecto revolucionario. Suficiente motivo como para poner
mayores límites a las libertades que todavía funcionan en el país
bolivariano. El estacazo a Globovisión, la golpiza propinada a
destacados líderes parlamentarios de la bancada opositora, las amenazas
contra figuras principales de la oposición o el agravio mostrado contra
el presidente colombiano por el encuentro que sostuvo con Capriles,
conforman el engranaje de hechos a los que habrá que poner mucha
atención en el futuro próximo.

Lo que se mueve detrás de todo este enmarañado entorno donde el
liderazgo de la oposición queda cada vez mas entrampado, en medio de
restricciones económicas y de comunicación, acusaciones de sabotaje,
contubernio con enemigos externos, confabulación extranjera, denuncias
de atentados magnicidas y la aparente conspiración puesta en evidencia
desde las filas opositoras del chavismo y aún en el propio seno de este
movimiento, apunta en su conjunto al paso hacia la radicalización del
proceso bolivariano, respaldado por millones de votantes, convalidado
por elecciones que muchos gobiernos se resignan a aceptar como válidas y
se cuidan de cuestionar, donde la por ahora multitudinaria corriente de
seguidores de Capriles puede perder fuerza en caso de un control
absoluto de los que gobiernan.

La afirmación de que Cuba no se puede repetir en Venezuela porque los
tiempos son otros y que las condiciones en aquella sociedad son
diferentes tampoco debe conformar una confianza absoluta. En una
reciente participación de Antonio Ledesma, Alcalde Mayor de Caracas, en
un programa televisivo de Miami el político explicaba el por qué no se
produjo una impugnación de fraude contra la votación que diera a Chávez
la última victoria, enfermo y moribundo. Según Ledesma se prefirió
aceptar la derrota para no desalentar a los votantes opositores, quienes
frustrados por la falta de garantías de un conteo imposible de verificar
optaran por no asistir a las urnas en una hipotética segunda vuelta. El
razonamiento deja entrever que el éxito de seguimiento alcanzado por
Capriles en su campaña puede tornarse inseguro en la fragilidad de un
contexto dominado por el chavismo. Aunque los tiempos que corren son
diferentes a los que corrieron en la Cuba de la revolución fidelista,
los métodos también pueden amoldarse haciendo que las cosas, si no por
el mismo trillo, enrumben por un camino parecido.

http://www.cubanet.org/opiniones/%c2%bfhacia-donde-va-venezuela/

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