Saturday, May 12, 2012

Venezuela no tiene políticas de repatriación de talentos

Venezuela no tiene políticas de repatriación de talentos
Andrea Small Carmona
Sábado, 12 de mayo de 2012

Algunas estimaciones ubican el número de venezolanos expatriados en
cerca de un millón. Sin embargo, para Scharifker la cifra no es lo más
relevante: "La fuga de talentos es una situación que merece ser
atendida, no importa si son mil o uno solo el que se quiere ir del país.

Expertos y analistas aseguran que garantizar oportunidades de desarrollo
para los jóvenes es vital para revertir la tendencia

La polémica desatada por el video Caracas, ciudad de despedidas, dejó
mucho más que memes criollos en Facebook y amenazas en Twitter a los
realizadores. Con un ojo un poco más crítico, inspira también un
análisis sobre cuán grave es la pérdida de aquellos jóvenes que fueron
educados en el país y que ahora se quieren ir sin considerar, ni
siquiera, una posible fecha de regreso.

Y es que, comparado con otros países de la región Suramérica, Venezuela
pareciera estar atrasada en lo que a programas de repatriación de
talentos se refiere.

Mientras en países como Argentina, el programa Raíces ha logrado que
regresen desde 2008 más de 800 profesionales, en Venezuela, las cifras
de salida son cada vez mayores.

Claudio Bifano, presidente de la Academia de Ciencias Físicas,
Matemáticas y Naturales de Venezuela, señala que pareciera que la
política gubernamental actual es alentar a la gente preparada para que
abandone el país. "Esto es gravísimo, porque la pérdida de capital
humano no sólo va a estancar al país, si no que lo va a hacer retroceder
de manera significativa. La gente que está abandonando el país ha tenido
una educación de calidad y puede ser considerada como una emigración de
lujo, que reporta grandes beneficios a los países que los reciben. Es
una pena que el país no pueda garantizar las condiciones mínimas de
desarrollo para hacer que ellos se queden", expresó.

Como una medida paliativa a este problema, la Academia de Ciencias ha
puesto en marcha dos iniciativas, que aunque no fomentan la repatriación
de talento, sí intentan fortalecer los lazos y las comunicaciones entre
la comunidad de científicos venezolanos que están en el exterior y los
que están en el país

La primera es el programa José María Vargas, cuyo objetivo es establecer
programas conjuntos de cooperación y ampliar las posibilidades de
estudiantes venezolanos de obtener pasantías de posgrado en el exterior.
"Cada año, la Academia invita a 4 o 5 investigadores venezolanos
radicados fuera del país, para que pasen varios días aquí y puedan
recorrer instituciones y así generar redes de intercambio de
conocimiento. No podemos hacer más porque el presupuesto que tenemos
solo alcanza para eso. No tenemos estímulo gubernamental para este
programa y dependemos exclusivamente de las donaciones de algunas
compañías que comprenden la importancia de esta misión", señaló Bifano.

Adicionalmente, la Academia creó hace poco la Red de Jóvenes
Investigadores de Venezuela, formada hasta ahora por 80 investigadores
menores de 45 años de edad, con doctorado y radicados en el país.

"Es un esfuerzo por hacer un reconocimiento a las nuevas generaciones, y
hacerlas sentir que sí hay gente que valora y reconoce el trabajo que
hacen", dijo Bifano. La red también entrega cada año el premio Arnoldo
Gabaldón.

Sin retorno. Benjamín Scharifker, rector de la Universidad Metropolitana
y ex presidente de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales, explicó que quienes piensan que no hace falta el que se va
sino el que se queda, podrían tener una visión incorrecta de la
situación. "Aquí todos son necesarios. No se puede despreciar el talento
de nadie", afirmó.

Algunas estimaciones ubican el número de venezolanos expatriados en
cerca de un millón. Sin embargo, para Scharifker la cifra no es lo más
relevante: "La fuga de talentos es una situación que merece ser
atendida, no importa si son mil o uno solo el que se quiere ir del país.
Este fenómeno social lo único que pone evidencia es lo poco atractiva
que resulta para los jóvenes la vida en Venezuela, porque necesitan
buscar en el exterior lo que no pueden conseguir aquí: realización
personal".

En Venezuela, la educación de un estudiante universitario de pregrado
cuesta alrededor de 10.000 bolívares anuales.

En el caso de las instituciones privadas, los estudiantes y sus familias
asumen estos costos, pero en las casas de estudio públicas, como la
Universidad Central de Venezuela o la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador, es el Estado quien paga la educación de los
cursantes. "Pero lo más importante no es ni siquiera la inversión que el
Estado hace en un ciudadano para que se prepare, si no el retorno
financiero que el ejercicio profesional de esa persona podría generar al
país", explicó Scharifker.

Por ejemplo: el país invierte 50.000 bolívares en la educación de un
abogado, un médico o un periodista en una universidad pública. Pero la
verdad es que esa persona, una vez graduada, va a producir muchísimo más
de 50.000 bolívares a lo largo de su vida.

Si ese profesional se va, contribuye con la economía del lugar a donde
llega. "A Venezuela no le queda nada de ese retorno. Así se mide la
afectación", dijo Scharifker.



asmall@el-nacional.com

http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/5451352.asp

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