Sunday, May 27, 2012

Sin desgobierno

Sin desgobierno
Román José Sandia
Domingo, 27 de mayo de 2012

Si siempre se ha dicho que un político piensa en las próximas elecciones
pero un estadista en las próximas generaciones, ¿qué se puede decir de
un gobierno que piensa es en los titulares de la prensa del día
siguiente o en los temas preponderantes (trends) del twitter? Toda la
administración pública central tiene como tarea primordial la
propaganda. No importa hacer, lo que importa es hacer parecer que se hace.

En Venezuela desde 1999 no hay gobierno. Lo que ha habido es un régimen
que se ha ido apoderando de todas las esferas del poder pero no para
gobernar: administrar con inteligencia los recursos para resolver los
problemas de la población y mantener el orden público, asegurando la
vida y los bienes de las personas. No, lo que ha prevalecido es la
lógica de la amenaza, la persecución, la distracción, el despilfarro y
el saqueo con el único fin de mantenerse en el poder el grupo que
irrumpió en la escena gracias a un fallido golpe militar el 4F de 1992.

Si siempre se ha dicho que un político piensa en las próximas elecciones
pero un estadista en las próximas generaciones, ¿qué se puede decir de
un gobierno que piensa es en los titulares de la prensa del día
siguiente o en los temas preponderantes (trends) del twitter? Toda la
administración pública central tiene como tarea primordial la
propaganda. No importa hacer, lo que importa es hacer parecer que se hace.

Es una paradoja que toda la palabrería de Chávez sobre la trascendencia
de su rocambolesca revolución se resuma en obtener la atención efímera
de cada día. Las llamadas ollas periodísticas que los viejos zorros
latoneados y sus torpes alumnos ponen a circular cada mañana buscan
generar miedo, desesperación y apatía entre los oponentes a esa
dictadura mediática y refuerzan la manipulación, el fanatismo y otra vez
el miedo entre quienes dicen apoyar al autócrata.

De allí la importancia que en el esquema del chavismo tienen las
encuestas y las marchas portátiles. Todo tiene que ser hecho para
mostrar una supuesta e inamovible mayoría popular que respalda al
caudillo. No importa si esas encuestas las hace un ex funcionario sacado
a patadas cuando se supo de los pasos de su hermano millonario relancino
o si hay que financiar los viajes de quienes tienen como tarea
primordial cacarear los resultados de sus mediciones antes que realizarlas.

Los ministros y otros altos funcionarios se ocupan primordialmente de
mentir. Al que le toca presentar cifras oficiales sobre la inflación,
las disfraza y pronostica que ésta bajará. A quien le corresponde atacar
la delincuencia, oculta el parte de la guerra de fin de semana con el
número de muertos a manos del hampa. Quien debe investigar las
confesiones y denuncias de ex magistrados repite que no investigará
pensando que así el tema de la podrida justicia se olvidará.

En eso consiste la hegemonía comunicacional del socialismo del siglo
XXI: imponer la mentira mediante la invención burda de una realidad
inexistente. La mentira es transmitida por un inmenso aparato
publicitario, representado en decenas de canales de televisión,
centenares de emisoras de radio, programas de televisión basura
especializados en chismes domésticos o en montajes para denigrar de la
condición humana, películas financiadas para mostrar una estética y una
ideología militaristas, miles de cuentas de twitter digitadas para
aparentar espontaneidad en la red, decenas de páginas web y el manejo
discrecional de un administrador del ciberespacio como la estatizada
CANTV que bloquea intermitentemente páginas incómodas, restringe el
chat y discrimina en el uso del correo electrónico.

Ahora la mentira se ha apoderado de la presencia del jefe. Ya no es sólo
su verborrea la que imagina, describe y vocifera falsedades. Es su
propia corporeidad la que se oculta y se distorsiona mediante la
grabación previa y editada de sus comparecencias televisivas. Ya no se
sabe si también sus llamadas a los programas cloacales de VTV son en
vivo. No se sabe quién le escribe los imperialistas tweets. Nadie sabe
si de verdad está en Venezuela o desgobierna virtualmente desde La Habana.

El autor publicó recientemente el libro "Betancourt y compañía"

rjsandia@hotmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4988911.asp

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