Sunday, May 6, 2012

El chavismo clama por el sustituto

El chavismo clama por el sustituto
Argelia Ríos
Domingo, 6 de mayo de 2012

Algunos voceros del "proceso" lo han planteado discretamente: a estas
alturas, el panorama debería estar despejado. Mientras Capriles hace su
trabajo, el chavismo no tiene idea de quién le representará en octubre.
El malestar ya se asoma por la ventana. En su circunstancia actual, ni
la candidatura de Chávez garantiza el triunfo: viviendo prácticamente en
Cuba.

El chavismo ya comienza a exasperarse. El suspenso acerca de la
candidatura del Presidente le está provocando nerviosismo e impaciencia.
Todas las fracciones internas creen que Chávez está demorando demasiado
la decisión acerca de su candidatura.

Como si fuera poco, sus ausencias son cada vez más frecuentes y
prolongadas. Las largas estancias del comandante en La Habana dificultan
las cosas: sus idas y venidas están convenciendo al país de que su
dolencia ciertamente es grave. Sus tránsitos exiguos por Caracas
ensanchan las dudas sobre la pertinencia de su reelección.

Es difícil justificar su empeño en competir cuando ni siquiera está en
condiciones físicas de mantenerse en Caracas para completar su actual
período constitucional. Los desvelos del oficialismo son razonables. A
cinco meses de la justa electoral, el tiempo apremia: un mal cálculo en
la designación de un sustituto podría causarle a la revolución un daño
irreparable

Algunos voceros del "proceso" lo han planteado discretamente: a estas
alturas, el panorama debería estar despejado. Mientras Capriles hace su
trabajo, el chavismo no tiene idea de quién le representará en octubre.
El malestar ya se asoma por la ventana. En su circunstancia actual, ni
la candidatura de Chávez garantiza el triunfo: viviendo prácticamente en
Cuba, obligado por su delicado tratamiento, será cuesta arriba impedir
que los venezolanos le perciban inhabilitado para ejercer
responsabilidades de gobierno.

El diferimiento de la designación de un posible sustituto no es menos
riesgoso. Jesse Chacón y Wilmar Castro Soteldo no divagaron entre las
nubes: no cabe duda de que ambos fueron los mensajeros de una
advertencia. Mientras el Presidente insista en una candidatura, que ya
se volvió inviable, más se convencerá el país de que la revolución
sucumbirá tras la desaparición de su líder inspirador.

Todo este tiempo se ha aceptado como correcto el cálculo de que Chávez
se mantuviera en la campaña para conseguir su mayor fortalecimiento
posible, y construir, desde allí, un endoso óptimo a favor de su
sustituto. La jugada lucía impecable. Sin embargo, el diferimiento
excesivo de su decisión le está añadiendo peligros al "proceso". Es el
mismo Presidente quien le está diciendo al país que no hay revolución
sin él; que sus potenciales relevistas son en realidad los payasos del
circo; que ninguno tiene la talla para sustituirlo; que nadie es del
todo confiable; que nadie podrá; que nadie tiene "con qué"...

Ese Chávez que insiste en retener una candidatura que no podrá asumir
desde La Habana, es el que está causando una creciente y comprensible
irritación entre quienes reclaman que la revolución es una propiedad
colectiva.

Argelia.rios@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9698490.asp

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