Friday, September 2, 2011

Son veintiséis mil viviendas

Son veintiséis mil viviendas
Enrique Pereira
Viernes, 2 de septiembre de 2011

Las cifras de reducción de la pobreza, la de los curados en Barrio
Adentro, las de escolaridad, las de construcción de viviendas, las de
producción de cemento y petróleo, están todas manejadas para hacernos
creer que vivimos en el país de las maravillas

La cruda realidad se les viene encima. Números que engañan.

La sala situacional que lleva las cuentas de la construcción de
viviendas asemeja una sala de manejo de guerra. La gente va y viene y
por todas las paredes se mueven los números de la información que llega
de los estados. La cruda realidad es que entre las que repotenciaron,
las que expropiaron, las que comienzan a construir, las que están
paradas por falta de cemento y acero, suman tan sólo veintiséis mil, si
es que llegan a terminarlas, pues la gran mayoría de ellas, apenas está
en arranque de estructura. Los contratistas argumentan falta de
materiales, entre otros problemas. Pero nos pretenden engañar
anunciando que llevan las metas al día. Números que engañan.

Las petrocasas, fueron un fracaso y las nueve plantas de materia prima
que están desperdigadas por el país, son parapetos llenos de rojos
enfranelados. Esta semana buscaban como llevar cien casas a Carupano, de
las que se deforman por el inclemente sol tropical. Pregúntese porque
Chávez no ha vuelto a tocar el tema o empujarnos una cadena para poner
a hablar a los obreros de las plantas. De las casas uruguayas nadie
habla. Ese guiso todavía está por resolverse. Números que engañan

En Fuerte Tiuna, siembran las bases de un caos urbanístico que no tendrá
comparación alguna. Edificios completos sin puestos de estacionamiento,
sin suficientes servicios y agolpados sobre una vialidad ya colapsada.
Locura sólo comparable con la construcción de apartamentos en los
estacionamientos del aeropuerto de Maiquetía.

Me pregunto cuál es el afán de adelantar un censo en Venezuela, de la
mano de un gobierno que juega con las estadísticas y los números. Para
engañarnos no hace falta un censo. En otros gobiernos y otras
condiciones, esta actividad no sólo hubiese sido exitosa, en adición
deseada y necesitada, pues de los números se nutren los planes de
futuro, privados y gubernamentales. Mucha gente no cree en la seguridad
de la data, pues este gobierno nos ha inducido a pensar así. El
resultado será un censo con información trucada, que producirá
resultados malos. Números que engañan.

Las cifras de reducción de la pobreza, la de los curados en Barrio
Adentro, las de escolaridad, las de construcción de viviendas, las de
producción de cemento y petróleo, la de café –que ahora importamos-
están todas manejadas para hacernos creer que vivimos en el país de las
maravillas. El mismo país que no consigue aceite, leche en polvo y cada
vez menos cemento y cabillas. Los números de este país no se arreglan
con un censo, se arreglan con un gobierno que descubra un camino
diferente a la mentira para intentar vendernos una realidad que no
existe. Esos son los números con los que nos engañan.

Los únicos números que no podrán manejar, serán los de los votos en
contra que llenarán las urnas en las próximas elecciones. El pueblo se
cansa de que lo engañen.


vienegrande@yahoo.es

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/3409914.asp

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