Monday, September 5, 2011

Que censos aquellos

Que censos aquellos
Paulina Gamus
Lunes, 5 de septiembre de 2011

Bien podrá Elías Eljuri desgañitarse tratando de convencer a la gente de
que no hay segundas intenciones en el cuestionario. La lista Tascón y
sus funestas consecuencias, han quedado tatuadas en el recuerdo y en el
miedo de miles de venezolanos

No recuerdo cuántos fueron ni cuándo sólo que éramos niños y aquel estar
encerrados en la casa todo un domingo, lejos de fastidiarme, me
resultaba emocionante. Quizá aquel enclaustramiento con toda la familia
reunida, incluidos los abuelos, se me parecía a los toques de queda de
cuando tumbaron a un presidente o asesinaron a otro y estaba prohibido
salir a la calle después de las 6 de la tarde y antes de las 6 de la
mañana y no había clases en las escuelas. Los domingos del censo
esperábamos al encuestador jugando Bingo o Ludo para lo cual contábamos
con la presencia de algunos amigos vecinos que si llegaba el susodicho
salían corriendo para su casa.

Algunos años después el censo empezó a hacerse por sorteo o descarte y
no pocas veces nos sentimos frustrados al no estar incluidos en esa
especie de lotería. La verdad es que -hablo por mí- los censos eran
como un ejercicio cívico del que nadie recelaba porque ¿qué uso
inconveniente, desviado o malévolo podía nadie darle a nuestras respuestas?

Este Censo 2011, quizá el último al que me toque asistir, empezó con mal
pie y terminará peor. Bien podrá Elías Eljuri (doctor Eljuri lo llama al
felicitarlo el primer enfermo de la nación) desgañitarse tratando de
convencer a la gente de que no hay segundas intenciones en el
cuestionario. La lista Tascón y sus funestas consecuencias, han quedado
tatuadas en el recuerdo y en el miedo de miles de venezolanos. Si al
uso perverso de esa Lista se suman las expropiaciones o más bien
confiscaciones que ha hecho el gobierno chavista de fincas, empresas,
edificios y casas, es natural que la gente que tiene alguna propiedad
que defender sienta pánico ante preguntas que, en otras circunstancias,
serían respondidas con absoluta sinceridad.

A los fines oscuros que pudiera tener el cuestionario, se suma el clima
de indefensión en que se encuentran todos los venezolanos que carecemos
de guardaespaldas. La inseguridad que es la marca de fábrica de la
revolución chavista, nos obliga a temer por la ocasión del Censo para
que asaltantes y demás delincuentes se camuflen como encuestadores. Ya
ni éstos están a salvo puesto que algunos han sido atracados y
despojados de los artefactos electrónicos que sirven para recoger las
respuestas al cuestionario. Por cierto que los diseñadores del mismo
perdieron la oportunidad de oro al no incluir preguntas para determinar
cuántos venezolanos han sido asaltados, robados, atracados, violados,
secuestrados y cuántos han perdido a familiares y amigos asesinados por
delincuentes y por la violencia que permite que hasta un sastre muera
por la mano de un cliente insatisfecho.

Sin quererlo o queriéndolo -ya no se sabe qué es malintencionado y que
no lo es en las acciones del gobierno- el Censo es otro elemento de
división de la sociedad venezolana en estratos creados artificialmente y
con fines de exclusión política. No responderá con la misma
espontaneidad y de manera veraz un habitante de algún sector de clase
media o clase alta que uno de las zonas deprimidas del país. Al primero
no es factible que le expropien el rancho o la vivienda elemental que
apenas llega a casa, el segundo mentirá para no confesar que en su
apartamento hay dos baños con ducha y tres habitaciones dormitorios lo
cual lo convierte en confiscable.

En el capítulo en que es posible que se igualen pobres, ricos y medio
medio, es en el tema del origen racial o étnico. En un país donde el
que no lanza flechas toca tambor, es bien difícil determinar en que
renglón nos coloca esa mezcla de sangres, orígenes y etnias. Mi marido
por ejemplo, venezolano desde 1950, nació en Marruecos que está en el
norte de África, pero tiene la piel blanca, el pelo liso, la nariz
perfilada y la boca pequeña ¿es afrodescendiente o africano a secas?
¿Cuál es la diferencia entre un negro y un afrodescendiente? ¿Cuántos
venezolanos producto del mestizaje continuo que hubo desde la época de
la Colonia, estarán conscientes o dispuestos a admitir que no son tan
blancos como creen? Pero en definitiva, ¿cuál es el objeto de indagar de
qué color es la piel de Dios?
Como este es el gobierno más falso, mentiroso y fraudulento en la
historia de Venezuela, tampoco creeremos en los resultados del Censo
2011. Preparémonos para uno creíble en 2013.

gamus.paulina@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/7844253.asp

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