Friday, September 9, 2011

Nuestra guerra cibernética

Nuestra guerra cibernética
Carlos Peñaloza
Viernes, 9 de septiembre de 2011

Con Libia quedó establecido que la humanidad no tolera el uso de los
ejércitos para que los tiranos repriman a la población, y que las
Naciones Unidas están en capacidad tecnológica de destruir un ejército
convencional utilizado por algún déspota para desconocer resultados
electorales

En materia de guerras, el futuro cibernético ya nos alcanzó. Los países
más desarrollados cuentan con armas cibernéticas dirigidas por
computadoras a través de un sofisticado sistema de comando, control y
comunicaciones. Un ejemplo son los aviones de ataque sin piloto que
combinan computadoras con información actualizada sobre el enemigo a fin
de destruir sus armas y unidades con gran precisión.

La guerra cibernética no se limita a atacar los archivos, sistemas
informáticos o redes sociales del enemigo sino que incluye el uso de
armas convencionales dirigidas a remoto por sistemas computarizados. El
reciente "hackeo" a los twiteros de la oposición hecho mediocremente por
el G2 cubano es apenas una modesta muestra de las acciones que se
realizan en este tipo de conflicto.

Los combates a pie con fusiles de asalto y otras armas de corto alcance
han pasado a ser la última fase de las batallas. Los combates de
infantería se reducen a "operaciones de limpieza" para capturar
territorio luego que artefactos cibernéticos destruyen las armas pesadas
del enemigo. En esa etapa final la infantería con apoyo aéreo y naval
aniquila a las diezmadas fuerzas contrarias en encuentros cercanos.

Esto no es ciencia ficción, lo acabamos de ver en Libia. La gran novedad
fue que en este caso las fuerzas de tierra no fueron de la OTAN sino
rebeldes libios que se alzaron contra los abusos de Gadaffi apoyados por
fuerzas de la OTAN. Los fascio-comunistas criollos ven con espanto que
algo parecido puede ocurrir en Venezuela.

Contra esta realidad, los comunistas han propuesto las guerras de Cuarta
Generación. Originalmente estos conflictos se referían a guerras de
liberación en países pobres o colonias atrasadas que no tienen un
ejército regular ni armas pesadas. El caso nuestro es muy diferente.
Venezuela es un país atrasado, pero rico. La liberación sería para dejar
de ser una colonia comunista cubana. Por lo tanto, no calza en el modelo
de la Guerra de Cuarta Generación.

La guerra cibernética no solo se hace contra fuerzas armadas regulares,
sino también contra milicias y guerrillas. Eso ha funcionado en
Colombia, pero hay casos como el de Afganistán, donde condiciones
especiales hacen difícil derrotar al movimiento fundamentalista
islámico, que allí opera inserto, disuelto, mezclado con la población.
En ese teatro la guerrilla islámica fundamentalista está infiltrada en
una población de más de 30 millones que ocupa un extenso territorio y
cuenta con pocos blancos (objetivos) rentables. Esto hace casi imposible
aniquilar alli la fuerza guerrillera mediante el recurso cibernético.
Por supuesto, el escenario venezolano es diferente.

El caso libio sí tiene similitud con el de Venezuela. Libia es una
nación petrolera con apenas 6 millones de habitantes que hasta hace poco
era dirigida por un tirano militar narcisista. Gadafi utilizó la riqueza
del país para organizar y mantener una poderosa fuerza represiva para
eternizarse en el poder. Sus fuerzas armadas y milicias, integradas
mayoritariamente por miembros de su tribu y equipadas por los rusos, le
permitieron mantenerse en el poder gobernando despóticamente por 42
años. La represión permanente con masacres cada vez más graves condujo a
la rebelión del pueblo. Gadafi respondió con matanzas de civiles. La
ONU reaccionó al exceso de violencia gubernamental con advertencias y
sanciones que fueron desoídas por el dictador. Para salvaguardar al
pueblo libio la OTAN, cumpliendo acuerdos de la ONU, lanzó ataques
aéreos en apoyo a los rebeldes. La OTAN utilizó armas cibernéticas que
destruyeron con facilidad las numerosas pero obsoletas armas rusas con
que contaba Gadafi. Al final, la infantería de Gadafi se vio sin
cobertura y sus efectivos empezaron a desertar para salvarse, al igual
que hizo su jefe.

El caso libio creó una nueva doctrina militar aplicable en los casos
en que un régimen asesino masacra a su pueblo desafiando la opinión de
la humanidad. El empleo combinado de armas cibernéticas con fuerzas
terrestres no convencionales ha demostrado ser exitoso. La soberanía ya
no es aceptada como una patente de corso para que los tiranos usen el
ejército para masacrar sus pueblos. Es posible que esta nueva
alternativa de empleo militar haga repensar a los dictadores que aun
existen y cambien su modus operandi criminal.

Venezuela no está en la misma situación de Irán, Afganistán o Libia,
pero el año que viene eso puede cambiar. Si el contexto electoral no le
favorece, el Gobierno puede atreverse a un autogolpe o a desconocer los
resultados de los comicios. Si eso ocurre es muy probable que se
presenten protestas callejeras que lleven al gobierno a utilizar su
aparato represivo contra la población inerme. Este escenario podría
obligar a la ONU a tomar cartas en el asunto. Si esto ocurre el nuevo
modelo militar aplicado en Libia por la ONU por intermedio de la OTAN
sería utilizable en Venezuela. Ojalá nunca suceda.

genpenaloza@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/8756136.asp

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