Sunday, September 4, 2011

Misterios de la cocaína sublimada

Misterios de la cocaína sublimada
Joaquín F. Chaffardet
Domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Habrá sido ciertamente incinerada la totalidad de esa cocaína? ¿Por qué
esa incineración no se hizo de manera pública? Todas preguntas sin
respuestas por parte del régimen, lo que nos permite a los ciudadanos
dejar volar la imaginación teniendo en cuenta la rapacidad y corrupción
de la jauría chavista.

Recientemente, el 13 de agosto, el ministro Tareck El Aisami, anunció
que el 12 de agosto se habían incautado 1.400 kilos de cocaína en el
estado Falcón, más precisamente en el Cabo San Roman, donde en una
carretera aterrizó un avión King Air 300, con el alijo.

Las circunstancias en que se produjo la incautación de la droga, su
proveniencia, el aeropuerto
de origen del vuelo, el paradero de los pilotos, así como la identidad
de los implicados están envueltos por el misterio o en el mejor de los
casos no han sido dados a conocer a la opinión pública. La falta de
transparencia en las actividades del ejecutivo nacional es la
característica principal de todas las acciones del régimen, de manera
que no hay sorpresa alguna en este sentido.

Tratándose de un caso de tráfico de de drogas actividad en la cual,
según las autoridades estadounidenses y Makled, se encuentran
involucrados varios de los jerarcas militares del régimen, surge la
primera interrogante no contestada por el gobierno en este caso: ¿Cómo
es posible que el avión en que se transportaría la droga haya despegado
de la Base Miranda en La Carlota? ¿Quién es el propietario de esa
aeronave que podía operar desde esa base militar cerrada a la operación
de aviones privados desde hace años? ¿O se trata de una aeronave oficial
o bajo el control del DIM o el SEBIN? ¿Qué plan de vuelo presentó la
aeronave en la Base Miranda, es decir que destino declaró? ¿Quiénes eran
los pilotos? ¿Por qué no se han dado a conocer sus nombres?

Me ha movido a comentar sobre este caso la noticia de la incineración de
parte de esa droga y la lectura de un artículo de Laureano Márquez sobre
un imaginario traslado de las reservas de oro del país desde los bancos
en que se encuentran, o se encontraban, hacia Venezuela. Sin necesidad
de un gran esfuerzo de imaginación, Laureano describe lo que podría
pasar en ese traslado: que en el trayecto desde los bancos extranjeros
hasta su llegada a las bóvedas del BCV, el oro sufriría un incesante
proceso de pérdida de peso similar a la merma de peso que sufre el
ganado cuando es transportado largas distancias en camiones.


El lector se preguntará que qué tiene que ver esto con la incautación de
la droga en Falcón. Y la respuesta es que parece que todo lo que
transporta el régimen o se pudre, como los alimentos de PUDREVAL, o
pierde peso como acertadamente profetiza Laureano en su relato. Lo
cierto es que los productos transportados por este gobierno o no llegan
sanos o llegan incompletos a su destino.
Así, en el caso que nos ocupa, el eficientísimo ministro El Aisami y el
viceministro de Prevención y Seguridad Ciudadana, Néstor Reverol,
anunciaron con bombos y platillos, fotografías y videos, que se habían
incautado 1.400 kilos de cocaína. Pero contradictoriamente, ayer, 1º de
septiembre, el régimen anunció en comunicado de prensa del Ministerio
Público, "la destrucción de 676 kilos de cocaína (de los 1.147
incautados), fue hecha el pasado 29 de agosto en el horno pirolítico
incinerador de la Oficina Nacional Antidrogas, ubicado en la sede del
Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de
Coro" Y se anuncia que los 471 kilos de droga restantes serían
incinerados el jueves 1º de septiembre.
Como se puede deducir de la información, en el traslado de Cabo San
Román a Coro, los 1.400 kilos de cocaína pasaron a ser 1.147 kilos. En
otras palabras, en ese trayecto se sublimaron, es decir pasaron de
estado sólido a estado gaseoso, 253 kilos de cocaína. De esa manera, al
misterio que rodea este caso se añade uno nuevo: ¿Cuántos kilos de
cocaína fueron efectivamente incautados? ¿Los 1.400 anunciados y
fotografiados con bombos y platillos por El Aisami y Reverol? ¿O fue,
como es su costumbre, otra mentira del régimen y no fueron 1.400 kilos
sino 1.147? ¿O fueron 1.400 kilos y 253 kilos efectivamente se
sublimaron en el camino? ¿O será que las pesas estaban defectuosas? ¿O
será que quien contó las panelas fue Merentes y se equivocó al contarlas
y pesarlas? ¿O no se evaporaron sino que pasaron a mejores manos? Si es
así, ¿a manos de quién pasaron? ¿Estarían Mario Silva y Alberto Nolia a
cargo del procedimiento?
Finalmente, el hecho de que no se incineraran de una sola vez los 1.147
kilos que quedaron después de la sublimación de 253 kilos, despierta
suspicacias adicionales. ¿Cuál sería la razón para no incinerar todo el
alijo de una sola vez? ¿Habrá sido ciertamente incinerada la totalidad
de esa cocaína? ¿Por qué esa incineración no se hizo de manera pública?
Todas preguntas sin respuestas por parte del régimen, lo que nos permite
a los ciudadanos dejar volar la imaginación teniendo en cuenta la
rapacidad y corrupción de la jauría chavista.

Twitter @jchaffardet

jchaffardet@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/2741396.asp

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