Sunday, September 25, 2011

Mentiras y traiciones

Mentiras y traiciones
Américo Martín
Domingo, 25 de septiembre de 2011

Desacatar a la CIDH no parece un desplante más. Pienso que se trata de un
experimento con dos peligrosos componentes: separarse del sistema jurídico
interamericano y el Derecho Internacional Humanitario para exprimir el
país sin
enojosas tutelas foráneas

Hay que calibrar la respuesta de la disidencia, pensando en futuros
desacatos SAÚL

UZCÁTEGUI/TAL CUAL

1 Se ocupan en Europa de temas como el que con cierta alevosía llaman
"la traición de la socialdemocracia". Estaríamos en posición de tomar
partido en debates de esa naturaleza, de no ser porque nuestro país ha
retrocedido en forma tan pronunciada que nos hace verlos como lejanas
exquisiteces, ajenas a nuestras crudas realidades.

Desde la conferencia de Bad Godesberg, dirigida por el gran Willy
Brandt, pasando por el descalabro de las nacionalizaciones en la Francia
de Mitterrand y de la Tercera Vía de Anthony Giddens, que por un momento
inspiró a Bill Clinton y Tony Blair, el centro del problema de la
socialdemocracia europea es sencillo como el pan y duro como la cabeza
de Mata Figueroa. Se trata de armonizar la antigua inspiración
igualitaria y el Estado de Bienestar con la urgencia de competir a brazo
partido ­en el marco de la globalización­ con la vieja potencia
norteamericana y las impetuosas naciones asiáticas.

¿Será puesta Europa a un lado porque, por ejemplo, no puede pagar
salarios tan bajos como los de China? Es una tragedia. Cargar con la
responsabilidad de salvar a Europa frente al avance arrollador de las
potencias emergentes, y al mismo tiempo permanecer fiel al espíritu de
la igualdad, que permitió a la socialdemocracia enfrentar exitosamente
la dictadura soviética y los horrendos privilegios de laNomenclatura.
Grave dilema en verdad.

La realidad les ha impuesto inevitables abjuraciones para poder salvar
el programa democrático y la vocación social, pero nuevas capas
tecnocráticas han controlado las decisiones y alejado a "los de abajo".

2 Todo eso ha desatado la crítica fácil de filósofos radicales. Paolo
Flores D'Arcais sentencia: "Los políticos de derechas y de izquierda
sacaban por tener intereses comunes dado que todos ellos forman parte
del sistema de privilegios contra el que debería luchar la
socialdemocracia, en nombre de la igualdad".

Norberto Bobbio, éste sí de justificada celebridad, prefirió explicar el
nudo del asunto en lugar de librarse a olímpicas condenas morales.
Bobbio habló de 4 fatales paradojas; por razones de espacio mencionaré
una sola: las funciones estatales de hoy exigen dispositivos técnicos
cada vez más especializados y lógicamente el control de los
especialistas reduce la participación colectiva, que se limitaría a
respaldar lo que aquellos resuelven en el silencio imperturbable de sus
oficinas.

Más burocracia es menos democracia. Frente a los excesos de la
tecnocracia sería suicida eliminarla pero es posible perfeccionar los
controles, es decir no hay soluciones revolucionarias sino reformistas.
A menos que quiera uno sepultarse agitando furiosamente la banderola de
los "principios" Por muy interesantes que sean semejantes debates, la
brutal polarización provocada por el régimen venezolano desplaza la nuez
del asunto a terrenos más llanos, que si no se resuelven será inútil
todo lo demás: aquí volvemos a poner el destino de nuestro país a
pendular entre autocracia-totalitarismo y democracia-sensibilidad social.

3 Eso significa que nuestro tema decidendum es el conflicto entre
demócratas de todas las corrientes y autócratas, esta vez sedicentemente
socialistas-siglo-XXI.

Vale resaltar dos cuestiones. La primera es la dinámica de ambos campos.
En el democrático mientras más precandidatos se presenten al reto de las
primarias, más fuerte, amplia y profunda es su influencia.

En cambio, bastaría que en la otra acera apareciera un nombre adicional,
uno solo, y aquello estallaría en una carnicería.

Quiere decir que uno se multiplica en su diversidad y otro se contrae en
su unilateralidad. Si se proyecta el fenómeno, el desenlace estará cantado.

La MUD y las primarias no tienen precedentes en Venezuela ni quizá en el
mundo. Ya nadie duda que la alternativa democrática irá unida a los
comicios de 2012 y que las primarias serán un éxito. El derroche
opositor de técnica, capacidad organizativa y entusiasmo ha permitido
avanzar con enorme rapidez. Nada faltará cuando el elector concurra a
sufragar.

Pero mencioné una segunda cuestión y es el feble interés que el gobierno
muestra hacia estas elecciones. En la MUD todo es entusiasmo,
incorporación, movilización, en tanto que nada se sabe de los candidatos
del gobierno, pocos hablan de elecciones salvo cuando ocasionalmente y
de manera jactanciosa, inflada y violenta lo hace el iluminado, y para
remate, lo que ocupa sus horas es la cháchara ­¡otra vez, Señor!­ de la
desestabilización.

El desacato de la sentencia de la CIDH no parece un desplante más.
Pienso que se trata de un experimento con dos peligrosos componentes:
separarse del sistema jurídico interamericano y el Derecho Internacional
Humanitario para exprimir el país sin enojosas tutelas foráneas; y
calibrar la respuesta de la disidencia, pensando en futuros desacatos.
Si las condenas por la agresión contra Leopoldo López languidecen, no
faltará algún tenebroso asesor del Presidente que sueñe con repetirla en
escala mayor. Difícil esa insigne locura. Desataría una tormenta eléctrica.

Mienten como gitanos en apuros. Pregonan victorias invisibles y siguen
con la lata de las conspiraciones. Temen perder y con razón. Su moral,
en el suelo.

Aquí lo único que queda, mis amigos, es apechugar y perseverar.

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9426620.asp

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