Sunday, September 25, 2011

López y la jungla

López y la jungla
Fernando Luis Egaña
Domingo, 25 de septiembre de 2011

La consigna inspiradora del señor Chávez y su camarilla, en el dominio
de lo jurídico, ha sido la siguiente: quien puede lo más, puede lo
menos... Por lo que evocarán con frecuencia que si lograron echarse al
pico a la Constitución de 1961, cualquier otra cosa parecería de poca
monta en comparación con semejante "hazaña"

Las iniciales y previsibles reacciones de los jerarcas oficialistas ante
la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor de la
habilitación política de Leopoldo López, es otro capítulo en la muy
larga saga del desconocimiento radical de la idea misma de estado de
Derecho que protagoniza la revolución bolivarista.

Al fin y al cabo, poder sin derecho es tiranía y Estado sin
instituciones es satrapía. Es lo que pasa en Venezuela. Y el caso López
lo evidencia, una vez más.

El tema de fondo es trágicamente simple: se invoca la ley cuando
ésta se aviene al interés político, de lo contrario se la ignora. Y
punto final. Así viene siendo con el señor Chávez desde el día cero de
su primer gobierno, y ya en los finales del tercero esa patología se
abisma y ensancha. Incluso, en el supuesto remoto de que el régimen
resolviera habilitar a López Mendoza, no lo haría por acatamiento
jurídico sino por la malicia de creer que le conviene.

Y en verdad llama poderosamente la atención que en la Venezuela
del 2011 haya gente que se sorprenda por el desprecio normativo de la
supuesta revolución, si es que en la Venezuela de 1999 se abolió la más
duradera de las Constituciones nacionales, por un medio distinto a los
previstos en ésta, o sea por las malas, y todo eso aconteció en medio de
la complacencia de gran parte del país, y de la indeferencia de otras
porciones.

Y desde entonces, la consigna inspiradora del señor Chávez y su
camarilla, en el dominio de lo jurídico, ha sido la siguiente: quien
puede lo más, puede lo menos... Por lo que evocarán con frecuencia que
si lograron echarse al pico a la Constitución de 1961, cualquier otra
cosa parecería de poca monta en comparación con semejante "hazaña". Y lo
más grave, es que no les faltaría razón en ese brutal parecer.

Pero eso sí, la desestimación absoluta por el valor del derecho,
tiene su correlativo en el esmero habilidoso por disimularla. De allí
que casi todos los desmanes sean "legalizados post-facto", o sean
anticipados con esperpentos leguleyos que avergonzarían a los
estudiantes de Introducción al Derecho. Y cuando ya no quedan fórmulas
que puedan amparar la atrocidad, pues nada, se apela a la denuncia de
eso que el lenguaje chimbo-oficialista denomina "legalidad burguesa", y
se cierra el caso en la real gana del poder.

Si es que después de casi 13 años de violencia sistemática en
contra de la cultura jurídica venezolana (con todos los
condicionamientos que le quepan al concepto), todavía los capitostes del
régimen se presentan como los defensores de la Constitución y las leyes.
Algo así como un verdugo proclamando el derecho a la vida, cada vez que
remata una faena.

La satrapía que desgobierna a Venezuela no ha tenido ni tiene
escrúpulos para jugar con el sistema legal como si fuera de plastilina,
para decirlo de manera leve. Y el caso de Leopoldo López no es la
excepción. Lo que tiene que rehabilitarse, por ende, es el derecho que
tienen todos y cada uno de los venezolanos a dejar atrás la presente ley
de la jungla.

flegana@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/9513232.asp

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