Thursday, September 15, 2011

La desvalorización del bolívar

La desvalorización del bolívar
José Guerra
Jueves, 15 de septiembre de 2011

Desde una posición de crítica constructiva no escuchada por la directiva
del BCV advertimos que esa reconversión monetaria, en el aire, sin las
necesarias y fundamentales medidas en el orden fiscal y monetario,
serían apenas un costoso cambio cosmético y que el atributo de fortaleza
de una moneda no lo daba el deseo sino las condiciones macroeconómicas

Los propagandistas del bolívar fuerte se encargaron de decirle al país
que con una nueva moneda se abatiría la inflación y que con ella tendría
Venezuela "una moneda fuerte, una economía fuerte y un país fuerte".
Diversos programas de televisión estatal y privadas sirvieron de espacio
para que los paladines de la reconversión monetaria explicaran al país
las eventuales ventajas de la nueva moneda. Y desde el Asamblea
Nacional, en un documento célebre de la Comisión de Finanzas se dijo que
para 2011 Venezuela tendría una inflación de un dígito bajo. Todo era
la ilusión de restaurar la capacidad de compra de la moneda y para ello
gastó el BCV varias decenas de millones de bolívares en ese proceso que
alumbraría un nuevo cono monetario. Los publicistas del bolívar fuerte
convencieron al presidente Chávez de que Venezuela contaría con una
moneda fuerte y el primer magistrado cantó también el coro del BCV
sobre, la moneda, la economía y el país fuerte.

Desde una posición de crítica constructiva no escuchada por la directiva
del BCV advertimos que esa reconversión monetaria, en el aire, sin las
necesarias y fundamentales medidas en el orden fiscal y monetario,
serían apenas un costoso cambio cosmético y que el atributo de fortaleza
de una moneda no lo daba el deseo sino las condiciones macroeconómicas.
Fuimos entonces ridiculizados y maltratados por la incesante propaganda
oficial. Pero el tiempo y la fuerza de la convicción nos dieron la
razón. Era claro que el bolívar fuerte nacía con plomo en el ala porque
en julio de 2005 había ocurrido la reforma de la Ley del BCV que creó
esta monstruosidad financiera llamada Fonden.

Al cerrar el mes de agosto de 2011, con las cifras de inflación del BCV
puede aseverarse que el bolívar fuerte que debutó en enero de 2008, ha
perdido 60% de su capacidad de compra y hoy es una pieza desvalorizada y
su unidades de menor denominación literalmente no tienen uso debido a
que la elevada inflación calcinó su valor. La locha quedó en un capricho
del presidente y el billete de dos bolívares ya casi no se usa. En el
gráfico adjunto se documenta la trayectoria que ha seguido el bolívar
fuerte, o mejor lo que queda de él. Si hubiese perspectivas de que el
bolívar podría recuperar su valor todos estaríamos conforme, pero ese no
es el caso. Está atravesando Venezuela por un largo y tortuoso sendero
inflacionario determinado por el hecho de que en el país no existe banco
central como institución monetaria sino un edificio con un logo que dice
BCV donde trabajan técnicos muy solventes pero en cuyas manos no están
las decisiones monetarias sino más bien en una especie equipo de
amateurs que están practicando con la moneda y que todavía pareciera que
no han descubierto todavía que el financiamiento de los déficit fiscales
con impresión de billetes genera inflación en todas partes del mundo.
Lo que ha sido una experiencia francamente dolorosa en el planeta es
ignorada olímpicamente por un Directorio del BCV que cree que está
ejercitando la política monetaria seriamente cuando en medio de una
persistencia de la inflación disminuyen el encaje para crear liquidez
adicional y además continúan financiando inexplicablemente los déficits
de caja crónicos de PDVSA.

Como la inflación no cede, entonces recurren al ritornelo de la
especulación con una novedosa explicación que solo ellos se la creen y
que consiste en culpar a los comerciantes cuando los precios suben y
atribuirle méritos a la política económica cuando la inflación cede un
poco. Con esta incomprensión de los hechos económicos es muy difícil
bajar la inflación. Más todavía cuando la mismísima directiva del BCV
se conforma con una inflación de más de 26% anual cuando los socios
comerciales de Venezuela mantienen un alza de precios anual que no
excede el 6%. Esas elevadas tasas de inflación le están costando al país
el desmantelamiento de su sector industrial víctima de importaciones
baratas y la ruina de ciudadanos ingenuos que todavía conservan sus
activos en moneda nacional.

Tenemos los venezolanos el reto de diseñar una nueva política económica
que inserta en un plan de desarrollo, restaure la credibilidad en el
bolívar al bajar la inflación y con ello hacer justicia con quienes la
inflación le ha pulverizado su poder adquisitivo.

joguerra@gmail.com

http://www.analitica.com/va/economia/opinion/4557189.asp

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