Monday, September 5, 2011

Elsa Cardozo: "Chávez presenta a Libia como espejo en el que Venezuela debe verse"

Siete Días 04 Sep 2011 | 03:33 pm - Por Tal Levy

Elsa Cardozo: "Chávez presenta a Libia como espejo en el que Venezuela
debe verse"

La internacionalista advierte que el Presidente instrumentaliza el caso
libio y logra un efecto mediático, pero a largo plazo quedará asociado a
una figura desprestigiada en materia de derechos humanos. Asegura que el
uso del petróleo como recurso de poder no le ha funcionado al Gobierno

Nada más lejos que los primeros enunciados de la política exterior del
actual gobierno y esa idea de velar por los intereses del Estado y
procurar una redefinición de las relaciones con el mundo, apostando a la
diversificación, al fortalecimiento de los vínculos con América Latina y
el Caribe y a la integración regional.

La realidad, asegura Elsa Cardozo, contradice esa propuesta inicial.

La internacionalista afirma que no existe una política exterior de
Estado. "Tenemos una política exterior de gobierno, plasmada en modo muy
preciso en la propuesta de reforma constitucional de 2007 y en el
Proyecto Simón Bolívar, que es ofensiva y cuya gran idea inspiradora es
la posible invasión, el enemigo externo. Hay una visión de la política
mundial como un gran campo de batalla".

Cardozo da cuenta de los agravios: "El Gobierno no se ha cansado de
ofender, desacatar y menospreciar los mecanismos de integración y sólo
se mueve hacia ellos cuando es su posición la que prevalecerá".

Al examinar el costo de la petrodiplomacia, advierte que Venezuela ha
malogrado relaciones económicas y se ha hecho más dependiente que nunca
del ingreso petrolero. "No somos un país más soberano ni independiente
desde el punto de vista económico. Es una ficción pensarlo. Hoy
Venezuela está bastante desintegrada de los circuitos económicos
latinoamericanos, entre otras razones por el volcamiento a la
geopolítica del petróleo y no a la geoeconomía del petróleo, que lo
entiende como recurso palanca para el desarrollo. Nos hemos convertido
en un gran importador de lo esencial".

--En "La gobernabilidad democrática regional y el papel (des) integrador
de la energía", apunta que el gobierno venezolano concibe la energía
como recurso de poder. ¿Cuál ha sido el fruto de esa política? --¿Cuáles
eran los grandes proyectos con los cuales el presidente Hugo Chávez
proponía que Venezuela se convirtiera en el gran eje del sistema
energético latinoamericano? El famoso y descabellado proyecto del
gasoducto del sur, que se cayó por su propio peso. En Bolivia, Venezuela
quería crear un sistema de controles de flujo de la energía en América
del Sur, usándola como un recurso de poder, y resulta que Pdvsa funcionó
muy mal en Bolivia, que finalmente llegó a acuerdos con Brasil. No sólo
no ha funcionado como recurso de poder, más allá de esos tratos pequeños
de Petrocaribe, sino que económicamente la tendencia es que Venezuela
pierda terreno. Otros países como Brasil han fortalecido al sector
energético como un sector empresarial, productivo, y no simplemente como
un recurso de poder del que se usa y abusa como la gallinita de los
huevos de oro.

--¿Qué ha perseguido el presidente Hugo Chávez al insistir en ser el
último defensor en el mundo de Muamar Gadafi y qué ha logrado? --Allí
hay una identificación que tiene historia. El haberle recibido y dado
símbolos tan importantes como la réplica de la Espada del Libertador
implica que hay una afinidad en una distorsionada visión de Gadafi como
el gran liberador del pueblo libio, un líder a emular, lo que es
aterrador cuando uno ve su desempeño. También hay un elemento instrumental.

Chávez presenta a Libia como un espejo en el que Venezuela debe verse,
es decir, que aquí puede haber una intervención internacional, que los
países petroleros están expuestos a que el imperio, Estados Unidos y sus
amigos europeos como lo llama el mandatario, le pongan la mano al
petróleo. Además, está esa asociación libre y muy forzada, no siempre
explícita, que hace el Presidente entre la oposición venezolana y los
rebeldes libios, bajo la tesis de que la oposición es traidora y está
dispuesta a buscar aliados internacionales para derrocar al Gobierno.
Cada uno de esos puntos, por supuesto, es debatible.

--¿Y el efecto? --Uno que el Presidente aprecia y es aparecer en muchos
medios de comunicación. Pero mirando con largo aliento, lo que quedará
es una asociación terrible con una figura, la de Gadafi como líder, que
se desprestigió hasta tal punto que la ONU aprobó por consenso, salvo
por cierto la voz disonante venezolana, la exclusión de Libia del
Consejo de Derechos Humanos. Éste es un efecto muy negativo porque si
Chávez pretende mostrarse como liberador de los pueblos, que se preocupa
por el aspecto humano de los conflictos, esto es todo lo contrario, pues
la posición de Gadafi ha sido absolutamente inhumana, al pedirle a los
libios que mueran por él hasta las últimas consecuencias.

--Lord Palmerston decía que los Estados no tienen aliados sino intereses
permanentes.

Con iniciativas como el Alba o Petrocaribe, en las que se financia a
otros países sin obtener clara retribución, ¿podría decirse que la
Venezuela de Hugo Chávez no tiene intereses sino amigos? --Depende de
cómo se haga el balance. Chávez sí espera una retribución: la
solidaridad automática de aquellos países que se benefician de sus
programas. Ya lo vimos con la suspensión del suministro petrolero a
Honduras cuando las cosas no funcionaron como él aspiraba. El ejercicio
del Presidente es profundamente realista, por cierto también
literalmente por lo de los reales. La política exterior tiene un fuerte
apoyo en el recurso petrolero. Lo que suele decir la historia es que
esas relaciones construidas sólo sobre la base del vínculo económico,
sin consideración de los intereses mutuos, a largo plazo son muy
frágiles. Por ejemplo, los países del Caricom que también son miembros
del Alba se abstuvieron cuando Chávez propuso un mecanismo de seguridad
del Alba.

--A un año de la reconciliación diplomática entre Venezuela y Colombia,
¿a Juan Manuel Santos le ha funcionado la estrategia del "mejor amigo"?
--Hasta cierto punto sí. Cesaron los insultos y la diplomacia del
micrófono, que es muy dañina, pero cuando uno examina las declaraciones
de la canciller colombiana y el tema económico y de seguridad,
encontramos satisfacciones relativas. La canciller declaró en junio en
el foro Diálogo Interamericano que Colombia daba por perdido el regreso
al mercado venezolano. La negociación comercial se ha limitado a que el
gobierno venezolano le compra a empresarios colombianos sin que
participe el sector privado venezolano y eso tiene su límite y todas las
contras debido al régimen de pago del gobierno venezolano y su
morosidad. Ha habido un acuerdo en materia de narcotráfico muy
publicitado pero, considerando los informes de la ONU sobre el grave
problema de Venezuela como país de tránsito de droga, ese balance luce
muy pobre.

La gran pregunta es hasta qué punto hay verdadera coordinación y
compartir de inteligencia entre Colombia y Venezuela.

No es fluida la cooperación en materia de seguridad entre los dos países
y eso ha hecho que el gobierno colombiano insista en que es un tema
prioritario para ellos.

Cardozo mira también puertas adentro. "La declaración acerca de que
Chávez era un factor de estabilidad le ha valido muchas críticas a
Santos porque lleva el acercamiento a un extremo en que se convierte en
intervención en los asuntos internos. Pareciera casi como un apoyo
electoral al presidente Chávez. A los venezolanos que queremos una buena
relación con Colombia es la parte que más nos duele".

--Usted ha dicho que Venezuela es un país exportador de caos. ¿Por qué?
--Daré un ejemplo institucional regional. El Presidente dijo en estos
días que hay que fortalecer a Unasur, pero ése ha sido un compromiso
siempre bastante caótico. En 2004, a la semana siguiente del acuerdo de
mínimos que fue el tratado constitutivo de Unasur, Chávez lanzó en La
Habana con Fidel Castro el Alba con referencias muy distintas. Cuanto
más caracterizaba al Alba, más descalificaba a Unasur. También está la
constante descalificación de Mercosur, al que quiere entrar, pero el
Mercosur que quiere es otro. Los mecanismos regionales sirven en la
medida en que se ajusten a lo que el Presidente quiere y cuando no, la
actitud es descalificadora. También está el caso de la guerrilla. En
2008, Chávez hizo un llamado ante la Asamblea Nacional a reconocer a la
guerrilla colombiana. Dijo que las FARC y el ELN tenían un proyecto
político que aquí se respetaba. Se queja porque no le dejan ser mediador
y sale con esta declaración que le descalifica para esa iniciativa. Eso
es caótico. Además, el gobierno venezolano tiene el récord de
incumplimiento de sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y acompaña ese desacato con un discurso de descalificación
institucional.

http://el-nacional.com/www/site/p_contenido.php?q=nodo/234724/Siete%20D%C3%ADas/Elsa-Cardozo:-Ch%C3%A1vez-presenta-a-Libia-como-espejo-en-el-que-Venezuela-debe-verse

No comments:

Post a Comment