Tuesday, September 13, 2011

El extremismo, ¿mal de nuestro tiempo?

El extremismo, ¿mal de nuestro tiempo?
Lunes, 12 de septiembre de 2011

En países tan diferentes como pueden serlo Venezuela, EE.UU. y Noruega
hemos podido observar como surgen fanáticos capaces de cualquier acto,
por criminal que pueda ser, si eso representa la justificación de una
determinada ideología o de una fobia particular.

El fanatismo y el extremismo político han existido siempre en la
historia de la humanidad y aunque han representado a un segmento
minoritario de la población , el daño que han causado ha sido terrible.

El 11 de septiembre de 2001 fue una fecha en la que perecieron
aproximadamente tres mil personas en las Torres Gemelas y sus aledaños
producto del odio y del fanatismo religioso. Pero, si bien este hecho
resulta emblemático de lo que puede ocurrir cuando la incomprensión y el
odio prevalecen en las relaciones internacionales, no es esa la única
forma de expresión de ese nihilismo social.

En países tan diferentes como pueden serlo Venezuela ,EE.UU. y Noruega
hemos podido observar como surgen fanáticos capaces de cualquier acto,
por criminal que pueda ser, si eso representa la justificación de una
determinada ideología o de una fobia particular. Algunas pueden ser
absurdamente letales como la masacre ocurrida en la pequeña isla
noruega, otras pueden ser potencialmente catastróficas como lo son
algunas ideas mantenidas, con fe de carbonero, por algunos miembros del
Tea Party del partido republicano, y otras como las que vivimos en
nuestro país en la que una pequeña banda de militares y algunos civiles
conducidos por Chávez está dispuesta a ir, si necesario, a una guerra
civil con tal de no entregar el poder a los escuálidos
contra-revolucionarios; también hay especímenes parecidos del otro lado
de la barricada en los que su odio es tal magnitud que no dudarían en
prescindir de los métodos democráticos con tal de erradicar de raíz al
chavismo.

Ojalá la gente sensata, que no dudamos que sea la mayoría en ambos
bandos, se de cuenta de que nadie ganará con una guerra civil. Ya
nuestra historia tiene demasiados ejemplos del daño que eso le hizo a
nuestra nación y que sólo culminó con la larga y tenebrosa dictadura de
Juan Vicente Gómez.

Hemos insistido en nuestros editoriales que para evitar mayores males en
el futuro hay que emprender el camino del diálogo, aislar a los
extremistas de ambos lados, y luchar por establecer un clima de
tolerancia política en el país. Estamos conscientes de que la tarea no
es fácil, hay que primero desmontar el mensaje de odio y entender que
nadie es dueño de cien por ciento de la verdad y de la razón. Pero el
futuro de nuestros hijos nos los exige, no podemos seguir viviendo en
una sociedad en la que cada día por motivos triviales se asesina y se
destruye moralmente a un número creciente de ciudadanos. Sólo un clima
de paz, de tolerancia y de respeto podrá permitir reconstruir un país
que de verdad sea de todos y no de una secta.

http://www.analitica.com/va/editorial/5023376.asp

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