Tuesday, September 27, 2011

El derecho de la energía

Opinión | 27/09/2011

El derecho de la energía

Todos los ciudadanos tenemos derecho a disfrutar de la energía
eléctrica, en Venezuela, al parecer, nadie se ocupe tan siquiera de
soñar con lo que podríamos lograr en esta "tierra del sol amada", a sólo
10 grados de latitud.
ELÍAS TORO

Hace tal vez quinientos mil años, durante la era geológica llamada
paleolítico inferior, superando la animalidad originaria, nuestros
antepasados aprendieron a domeñar el fuego y armados con él dieron
inicio a una saga que aún no ha terminado.

Hoy, cinco mil siglos después, la energía que mueve las economías
planetarias y hace posible nuestra estada en el mundo sigue siendo en su
mayor parte generada por la combustión de la leña, del carbón o de los
hidrocarburos.

Mientras tanto, durante todo esa sucesión de quince o veinte mil
generaciones, la existencia de la humanidad ha dependido, pasivamente,
como toda otra vida, de la radiación solar, sin siquiera sospechar que
un día seríamos capaces de develar su estructura íntima, esa realidad
cuya comprensión ha provocado un gran salto en la dinámica
civilizatorio, en la voluntad de hacernos más dueños de nuestro destino
como especie.

Tan reciente es en efecto el entendimiento de la naturaleza de la
radiación proveniente del sol, que no nos percatamos suficientemente de
que gracias a ella ya hemos comenzado a transitar un camino que más
pronto que tarde nos liberará del fuego para abrirnos a un nuevo mundo
de abundancia y baratura energéticas sin precedentes.

Las consecuencias políticas de esta historia son desde luego
trascendentales y en cierta medida ya presentes en el mundo: la perversa
concentración de poder público o privado asociada en el último siglo a
la escasez y la carestía de los combustibles tradicionales comienza a
ceder, dando lugar a un renovador panorama en el que el uso la energía
se convierte en un asunto privado, que puede y debe ser resuelto en el
ámbito de la relación excluyente de cada quién con el ambiente en que le
toca vivir.

En un futuro cercano esto será así tanto para las personas como para las
asociaciones y empresas colectivas de no importa qué índole. No habrá
más petro-estados ni transnacionales del petróleo. Las naciones se harán
gradualmente más democráticas y el poder político se descentralizará en
la medida en que se desarrollen estas fuentes llamadas renovables.

El caso muy reciente de Freiburg en Alemania ilustra bien lo que quiero
significar. A raíz de una protesta popular de los años setenta en
rechazo al proyecto de instalación de una central nuclear en los
suburbios, el gobierno de esta comunidad de doscientos mil habitantes
ubicada en plena Selva Negra, apostó por la energía solar, creando
decididamente incentivos al uso de las fuentes alternas.

Hoy, cuarenta años más tarde, la Ciudad Solar, como suele llamársele
ahora en los medios especializados, exhibe experiencias y logros
envidiables.

Entre otros, a modo de ejemplo, cabe mencionar la casa llamada
Heliotrop, construida por el arquitecto Rolf Disch, capaz de producir
cuatro veces la energía que gasta para sí misma. Y por si fuera poco,
como la empresa eléctrica local recompra el superávit a quien quiera
vender, los dueños consiguen ingresos tres veces superiores a lo que han
dejado de pagar por su propio consumo.

Si en Freiburg se puede montar un dispositivo tan eficaz a pesar de la
desventaja que resulta de la escasa radiación solar que recibe por
comparación con nuestro país debido a su localización en el borde
superior de la zona templada, a 48 grados norte de latitud, resulta por
decir lo menos, curioso, que en Venezuela, al parecer, nadie se ocupe
tan siquiera de soñar con lo que podríamos lograr en esta "tierra del
sol amada", a sólo 10 grados de latitud.

¿Es que acaso hay en el país algún instituto de investigaciones,
universitario o no, ocupándose de este trascendental asunto? ¿Se oye
acaso, no digamos en las filas del chavismo, intoxicados como están de
petrodólares, sino entre la gente de la oposición con visión de futuro.

Alguna persona o grupo de estudio dispuesto a promover en el próximo
gobierno un cambio de la política energética que nos libere de esta ya
castradora y centenaria dependencia del petróleo? Ya sería hora de
proponer formalmente a las Naciones Unidas la inclusión el "derecho a la
energía" en la lista de derechos humanos, tanto o más importante que los
ya enunciados en la famosa y trajinada declaración de 1948.

Por último, sería esperanzador asistir en Venezuela y colaborar, si
fuese posible, con el nacimiento de un partido, grupo de opinión u ONG
cuya finalidad específico fuera canalizar las iniciativas provenientes
de la base social y la observación de las políticas públicas de estímulo
al desarrollo de tales iniciativas.

http://talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=59253&tipo=AVA

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