Thursday, September 8, 2011

Conservamos o perecemos

Conservamos o perecemos
Manuel Bermúdez Romero
Jueves, 8 de septiembre de 2011

La tragedia contaminante que liquida el reservorio de agua contenido en
la cuenca del lago de Valencia, es la punta de un daño mucho mayor.

No es sólo, como se viene diciendo en la noticia diaria, que están
afectados -por el empuje desbordado del lago- los habitantes de los
poblados ribereños, las poblaciones de Maracay y Valencia, y todo el
reservorio subterráneo de la cuenca, sino que conjuntamente con el
profundo deterioro del lago de Maracaibo, resulta la onerosísima factura
que la naturaleza cobra a los venezolanos donde quiera que estén en el
territorio nacional.

No es requisito ser ambientalista sino poseer ojos para ver y darse
cuenta de que en Venezuela a pocos preocupa el cuidado del entorno. Para
que se comprenda la gravedad del daño que se causa, sólo piense en el
serio perjuicio que representa que amplios sectores residenciales de esa
densamente poblada región -cuenca del lago Valencia- actualmente estén
consumiendo agua contaminada con coliformes (excrementos, heces humanas
y animales).

La conservación del ambiente comienza por sencillas prácticas como la
adecuada disposición del aceite que se usa en las sartenes, el control
de los sonidos para respetar el derecho que al silencio reparador tiene
el vecino, por mantener barrida la acera frente a nuestras casas. Sin
embargo, la mayoría ni tan siquiera atiende a esos mínimos hábitos de
convivencia que redundan en calidad de vida.

De modo que, en paralelo con el gran esfuerzo técnico y de labor de
recuperación de nuestros bosques, del paisaje, de los lagos y ríos, de
las playas y montañas desbordadas por la basura, todo ello mediante
reforestación, saneamiento físico, el reciclaje de desechos sólidos, por
medio de la construcción y control de rellenos sanitarios y la
realización de auditorías ambientales, han de iniciarse bien concebidas
tareas permanentes y sistemáticas de educación conservacionista, y
campañas dirigidas a la creación de conciencia en el sentido de que si
no controlamos la contaminación, desapareceremos de la faz terrestre.

La conservación del ambiente se materializa en orden y limpieza
proyectados a todo el país, y la atención a esos aspectos, desde los
escenarios personales hasta los privados y públicos, deberían
conducirnos a la recuperación del medio y restitución de las bondades
que la naturaleza nos brinda para el disfrute y aprovechamiento con
sentido restaurador.

Hay que poner manos a la obra, puesto que el daño sin reparación causado
al ambiente es un maremoto silencioso que nos barrerá de la superficie
terrestre si no actuamos ya. Ante esa amenaza, quiere entonces el país
saber cuál es y dónde está la política socio-ambiental que aplicarán los
candidatos de oposición que están lanzados en contienda.

bermudez.ro@gmail.com

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4308040.asp

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