Monday, September 5, 2011

Censo y elecciones

Censo y elecciones
Gustavo Linares Benzo/El Universal
Lunes, 5 de septiembre de 2011

Nadie dude de que el Gobierno usará cuanto esté en sus manos para
reprimir y amedrentar a sus adversarios, inclusive la data censal. Pero
ésta no le aporta nada que ya no tenga y muchas más ventajas le da un
censo donde las regiones opositoras aparezcan con menos población que la
que realmente tienen

Fieles al lema de Gramsci, tutto e'polittica, el censo se ha vuelto otra
batalla en esta guerra entre autoritarismo y democracia. Pero en este
caso Gramsci tiene razón, un censo es una de las actividades más
políticas que puede emprender una sociedad, sobre todo si es
democrática. Un censo es establecer el número de los ciudadanos, los
límites del cuerpo político.

Concretamente, los diputados se eligen en cada entidad federal "según
una base poblacional del uno coma uno por ciento de la población total
del país" (artículo 186 de la Constitución). Las regiones más pobladas
tienen más diputados y al contrario, como acabamos de ver en las
elecciones parlamentarias ganadas por la oposición. Así que al Gobierno
le interesa que en las entidades tradicionalmente opositoras, que son
las más grandes y prósperas del país y no por casualidad, la menor
cantidad de gente se empadrone y así su peso político disminuya. Se
trata además de una batalla que se da cada diez años, pues de aquí en
adelante las proyecciones de población para cada evento electoral se
harán con el censo actualmente en marcha.

Más aún. El situado constitucional se reparte "un treinta por ciento en
partes iguales [entre las entidades federales] y el setenta por ciento
restante en proporción a la población de cada una de dichas entidades"
(artículo 167, 4 de la Constitución). A más población, más recursos.
Recursos que van además a los gobernadores, principal baluarte de la
oposición, cuyos gobiernos regionales aumentarán con toda probabilidad
en las próximas elecciones. No hace falta decir que esa población se
determina también de acuerdo con el último censo.

Las armas del chavismo son el miedo y la mentira. Ambas se usan a
discreción en el caso del censo, pretendiendo hacer ver que con él
nuestros datos serán instrumento de la persecución y represión
oficiales. Al respecto, no hay dato del censo que el Gobierno ya no
tenga gracias al Saime, el Seniat y la red de registros y notarías,
entre tantas otras entidades de fiscalización. Luego, la regla de todo
censo, y hasta donde es posible saber así seguirá siendo en éste, es que
la data individual se recoge de tal modo que es imposible identificar
después a sus emisores. De hecho, no hay que suministrar nombres reales
ni números de cédulas a los empadronadores, ni es obligatorio dejarlos
entrar en los hogares. Las preguntas, con las salvedades ya hechas notar
por la oposición, son las mismas de los censos anteriores.

Nadie dude de que el Gobierno usará cuanto esté en sus manos para
reprimir y amedrentar a sus adversarios, inclusive la data censal. Pero
ésta no le aporta nada que ya no tenga y muchas más ventajas le da un
censo donde las regiones opositoras aparezcan con menos población que la
que realmente tienen. Porque el censo es una preelección, una suerte de
preparativo necesario para las elecciones por venir. Para muestra el
reciente censo en Estados Unidos, en el cual los partidos lucharon hasta
el último momento por lograr la mejor figuración de los respectivos feudos.

Así que empadronarse es la mejor manera de ir acabando con el actual
estado de cosas, con el cambio político que se obtendrá con votos,
muchos votos.

glinares@cjlegal.net

http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1211577.asp

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